En Ginebra, Suiza, hubo un niño que a los 6 años quedó huérfano y poco tiempo después su padre fue obligado a abandonar la ciudad. Y el niño quedó desamparado. Fue adoptado por un taller de grabadores y allí vivió hasta que tuvo 16 años.
Un domingo el joven salió a pasear y regresó cuando las murallas de la ciudad se habían cerrado. Entonces, asustado y temeroso de un castigo, decidió huir.
Convertido en vagabundo, fue adoptado por una viuda joven y rica que lo quiso llevar por el camino de la devoción. Pero el joven tenía otras apetencias y llevo a su protectora por los caminos de la pasión.
Tiempo después, se le conoció como erudito y polémico escritor, como brillante disertador, como implacable polemista. El mundo entonces lo conoció como Jean-Jacques Rousseau y dado que Francia vivía las vísperas de grandes agitaciones, su palabra iluminó el pensamiento revolucionario de la época.
"El Hombre nace bueno pero la sociedad lo corrompe", decía Rousseau. Y ese fue el principio para pensar que lo que había que cambiar antes del Hombre, era la sociedad inhumana en la que todos nacimos.
Rousseau, el filósofo, el pensador, el "imaginador" de un mundo mejor que permitiera mejores seres humanos, estaba naciendo un día como hoy, 28 de Junio de1712.
Y el mundo sigue esperando el nacimiento de mejores sociedades.
