En este episodio, llamado "Tell It to the Frogs", vemos a Rick regresando a la ciudad donde vivía con su esposa Lori y su hijo Carl, solo para descubrir que todo ha cambiado debido a la invasión zombie. Sin embargo, lo más impactante del episodio es la reunión de Rick con su familia y amigos, y cómo lidian con el shock y el dolor de lo que ha sucedido.
Lo primero que vemos es a Rick reuniéndose con Lori y Carl en un campamento de refugiados. Lori está en shock al verlo, ya que creía que estaba muerto. Rick también se reencuentra con su mejor amigo Shane, quien ha estado protegiendo a Lori y Carl mientras Rick estaba desaparecido. La tensión entre los tres es palpable, ya que Shane ha estado actuando como el protector de la familia de Rick y se siente celoso de su regreso.
Luego vemos a Rick tratando de adaptarse a la nueva realidad de un mundo lleno de zombies y a la difícil tarea de lidiar con el dolor de la pérdida de amigos y seres queridos. Él se enfrenta a la difícil decisión de dejar a su familia en el campamento de refugiados o llevarlos con él mientras busca un lugar seguro.
Pero el episodio no solo trata sobre la lucha de Rick para sobrevivir, también vemos a otros personajes lidiando con sus propios demonios internos. Por ejemplo, Lori se siente culpable por haber perdido la fe en Rick y haberse acercado a Shane mientras creía que Rick estaba muerto. Y Shane, a pesar de haber estado protegiendo a Lori y Carl, se siente traicionado por el regreso de Rick y teme perder a Lori.
En general, este episodio es un gran ejemplo de cómo la serie de The Walking Dead no solo trata sobre la lucha por sobrevivir en un mundo post-apocalíptico, sino también sobre las relaciones humanas y cómo el dolor y la traición pueden afectarlas. También es un recordatorio de que, independientemente de lo difícil que sea la situación, siempre hay esperanza y la posibilidad de encontrar consuelo en los demás.