Antes que nada, agradezco a @theycallmedan por esta iniciativa que nos permite expresar la angustia y los peligros que estamos viviendo en esta situación sui generis que está atravesando toda la humanidad con la propagación de la pandemia ocasionada por el coronavirus COVID-19.
De verdad hay muchas cosas por decir sobre esta trágica coyuntura que de la noche a la mañana nos ha cambiado las costumbres de cada día, las expectativas, los proyectos a corto, mediano y largo plazo, la dieta, la libertad de movilización, el libre albedrío, las relaciones personales y sociales; nos ha alterado la rutina cotidiana, nos ha cambiado la vida misma a todos los habitantes de este planeta que ahora se encuentra en obligada cuarentena.
El día 04 de abril, hice un post que titulé El jefe Seattle, la naturaleza y el coronavirus y en esa ocasión cité la página de RTVE.es Mapa mundial del coronavirus, donde se indicaba que había un millón de personas infectadas y más de 52.000 muertes en el mundo. Hoy, apenas ocho días después, esa misma página informa que en estos momentos hay más de 1.700.000 personas infectadas y más de 109.000 seres humanos han sucumbido por el virus a nivel mundial; es decir, en apenas ocho días la cantidad de muertes se duplicó y sigue aumentando vertiginosamente sus cifras de exterminio.

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Esta situación se hace más grave todavía la amenaza de expansión porque ha llegado a países con frágiles sistemas de salud como Ecuador, donde al día de hoy se reportan alrededor de trescientos fallecidos (según el mapa mundial del coronavirus) por esta pandemia, con imágenes dantescas de cadáveres descomponiéndose al sol en las calles de Guayaquil, o como en mi país, Venezuela, donde el gobierno totalitario que sufrimos desde hace más de veinte años, nos ha sumergido en una aguda crisis política, social, moral, económica, considerada la más grave de toda nuestra historia como república.

¿Cuál es su historia de coronavirus? ¿Cómo te ha afectado?

Para expresar cómo me está afectando esta situación de cuarentena con el COVID-19, diré que soy un adulto mayor, jubilado, con un sueldo mensual que, al cambio en bolívares, no alcanza ni siquiera los tres dólares ($3) y con eso más el sueldo similar de mi esposa, también jubilada, tenemos que hacer milagros, magias y maromas para comprar los alimentos básicos para mantener nuestros cuerpos y nuestros espíritus saludables. Con eso solo podríamos comprar un cartón de huevos, dos kilos de arroz y un litro de aceite comestible. De esta información se puede inferir todo lo demás.

¿Qué harás cuando termine COVID 19?

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Honestamente, no veo cerca la solución a esta catástrofe en el corto ni mediano plazo. Sin embargo, tengo la certeza de que, finalmente, la humanidad también saldrá airosa de este trance.
Desde luego que yo quiero que esto acabe pronto, como todo el mundo, y lo primero que haré cuando termine el coronavirus COVID-19 es lo mismo que hago todos los días: dar GRACIAS. En primer lugar le expresaré mi GRATITUD al ser más importante de mi vida, ese ser especialmente maravilloso que está conmigo en cada instante, en cada respiración, ese ser luminoso que me alienta con su compañía y que me mantiene en pie, que me cuida con su amor y su omnipresencia. Le daré GRACIAS a la vida por su increíble tenacidad para sobreponerse a las situaciones extremas que cada cierto tiempo le infringimos nosotros, la humana raza. Le daré las GRACIAS a mi familia, a mis amigos y vecinos que a pesar de todos los problemas de comunicación siempre han encontrado la manera de estar cerca para apoyarnos los unos a los otros demostrando que nos importa la ventura del prójimo tanto como nuestra propia piel. Voy a brindar con ella y le daré GRACIAS a la vida. La abrazaré, la besaré, sin temor, sin guantes ni mascarillas.

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Lo segundo que haría, si tuviera los recursos materiales necesarios, sería ir con mi esposa a una hermosa playa de las tantas que abundan en la geografía del Estado Sucre, para disfrutar de las bondades del mar y el sol, caminar descalzo por la orilla donde llegan las olas con el mensaje del eterno retorno, sentir la brisa salada en el cuerpo, sentir la arena como un masaje terapéutico pinchando la piel y respirar la inmensidad del azul que comparten el mar y el cielo. Entrar al océano para purificar mi sangre con la sangre de la Tierra. Darme un buen chapuzón para sacudir las escamas que me hayan ocasionado la cuarentena y flotar en el agua, cerrar los ojos, sentirme parte íntegra del gran milagro que es el universo.

[Foto propia]

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Lo tercero sería reunirme con el grupo Pura gente bonita, amigos incondicionales a los que me une, desde hace varios años, una gran afinidad en muchos aspectos, tanto material como espiritualmente. Este grupo de amigos poetas, narradores, amantes del cine y de la fotografía, locos por el vino, sibaritas, hombres epicúreos, mujeres sensuales, fue creado justamente para compartir nuestras alegrías y penas, nuestras experiencias literarias, ver películas, conversar sobre la situación política de Venezuela y de los acontecimientos que suceden en el mundo. Sería muy feliz si pronto pudiera abrazar a esta pandilla de soñadores. Escuchar música de varias géneros mientras preparamos un sancocho de pescado, una macarronada, una paella o una sesión de confección de panes matizada con unas copas de vino o de las cervecitas bien frías que nos debemos entre todos desde los últimos meses del año pasado. Trabar con ellos diálogos sobre sus experiencias personales y familiares en relación con la cuarentena; conversar sobre la tenacidad de la vida que, a pesar de todo, siempre logra encontrar un rayo de luz donde levantarse para seguir construyendo futuro.

[Foto propia]

Para concluir, quiero expresar mi agradecimiento a todas las personas que en esta cuarentena han embellecido sus jardines y patios, han desempolvado sus cuadernos, han abierto sus libros, han escrito cartas, cuentos, poemas, han pintado con sus hermanos, han jugado con sus hijos, han escuchado música y bailado en estos días tan difíciles para colaborar con su grano de arena a cortar la cadena de transmisión de este terrible mal.

Gracias, HUMANIDAD, por cuidar de nuestro único hogar.

_{Las dos últimas imágenes son de mi propiedad.
Tomada con un teléfono Samsung,
modelo Ace2 GT-I8160P}

Gracias por leer
_{Nota: La traducción ha sido realizada mediante DeepL}