Viajar en el Metro de Caracas se ha convertido en una expedición donde la persona ejercita la paciencia de manera total y suprema, también obtiene una experiencia de vida o muerte, quiérala o no.
Es una situación extrema a la que se expone a diversos factores que escapan de su control y que pueden llegar a ser desesperantes para algunos; chévere para otros. Detestable, para la mayoría. Y todo simplemente al trasladarse de un lugar a otro en la ciudad.
Siendo las 7:00 am (Hora pico) entró en la estación terminal Palo Verde y cuando llego al anden:
WOOW! la cantidad de personas en ambos extremos es descomunal y por un momento me pregunto.
¡Mi respuesta es ahora o nunca.!
Estoy parada detrás de la franja amarilla donde abren las puertas y en el momento en el que llega el tren sientes aquella adrenalina como cuando te vas a lanzar en una montaña rusa.
Abren las puertas del vagón y es ese momento donde sientes que vas a otro mundo.
La desesperación que siente cada Caraqueño en poder llegar a tiempo a su destino se convierte en un salvajismo total.
Me abrieron la camisa y mostré todo mis pechos afortunadamente llevaba un buen brassier, me arrancaron un mechón de cabello y no obstante a eso mi vianda de comida fue a parar al otro extremo del vagón.
En fin logre montarme en el tren y llegar a tiempo a mi oficina.
(Foto sacada de la Web)