Fuente
Nos cercó la noche con sus sonidos acallados y quisimos darle a este silencio sepulcral un instante de existencia y generamos un principio en la inmensidad misma de la obscuridad reinante.
Las luces tenues de dos miradas enfrentándose como buscando respuestas a lo que la piel ya expresa.
Solo dos bocas enmudeciendo hasta el mínimo del sonido que todo mortal brinda al respirar, por la unión exacta de un besar
Labios entreabiertos buscando el sosiego a tanta soledades y ese ir y venir de nuestras bocas y el roce existente de nuestros cuerpos como exigiéndole a nuestras manos el reconocimiento propicio de los relieves latentes de nuestras anatomías. Aun al abrigo de nuestras antológicas prendas del ayer, que a raíz de este encuentro dejan de tener sentido sobre nuestros cuerpos enardecidos por la acción propia del deseo.
Dos seres buscando lo absoluto del desnudo y los sentidos a merced de la plenitud, que llega sin atenuantes porque somos conscientes que nos cercó la noche y juntos tomamos por el sendero inequívoco del placer intenso…
Ese que nos llevó a la más subjetiva de las verdades y nos hizo exprimir el éxtasis que se esconde en cada poro de la piel que va cayendo rendido ante el delirio.
Nos cercó la noche con su magia infinita y fuimos esclavos dóciles de la locura que invadió nuestras esencias diluidas en la pasión.