¡𝐇𝐞𝐲, 𝐇𝐢𝐯𝐞!
Hoy les comparto una historia corta (one-shot) de comedia romántica que me tomó una tarde realizar, me gusta jugar con las nacionalidades de mis personajes, así que para esta ocasión Japón será el país escogido, espero les guste.
Today I share with you a short story (one-shot) of romantic comedy that took me an afternoon to make, I like to play with the nationalities of my characters, so for this occasion Japan will be the chosen country, I hope you like it.
Lo único que necesito
Si hay alguien en la vida de Nakime Fabi por quién haría lo posible para hacerle feliz, ese sería Hayashi Daiki.
Al crecer como vecinos, pasar todos los cursos escolares juntos y viajar en vacaciones para distintos campamentos, era inevitable que él no fuera su persona favorita. La amistad más perfecta del planeta, el ser más maravilloso que pudiera existir, la luz de su vida. Entonces ¿por qué debía arruinar la situación enamorándose? Siempre ha odiado los clichés, y nada más cliché que enamorarse del mejor amigo.
Además, Hayashi no era cualquier amigo, era el mejor amigo en el mundo. Todavía le compra su jugo de fresa por las tardes después de las prácticas, aún le lanza piedras a su ventana para mirar las estrellas juntos, y por si todavía no es lo suficientemente tierno, cada año exige que compren una pijama en conjunto —comparten una gran colección—, entonces es ahí cuando Fabi se pregunta ¿cómo no amarlo?
El amor nunca ha sido un tema entre ellos, ambos han crecido sintiéndose completos con tenerse como amigos, sentían que nada hacía falta. Hasta ahora, hasta que ambos están a una semana de graduarse de la preparatoria e ir a universidades distintas.
Nunca había surgido la idea de separarse, en ningún momento hubo ese pensamiento en sus planes a futuro, siempre han pensado en ellos como algo inmarcesible. Sin embargo, Daiki había sido seleccionado como jugador para la selección juvenil de Japón, quienes le exigían estudiar en una prestigiosa universidad deportiva de Tokyo, mientras Fabi había decidido estudiar Historia en una universidad de Estado Unidos, absolutamente eran destinos distintos.
Todo ello conllevó a que Nakime llegara a la conclusión de que estaba enamorada de Daiki, porque al pensar en dejarlo, un nudo se hacía presente en su pecho, le daban ganas de llorar al pensar en que despertaría por una alarma y no por los constantes gritos del pelinegro. Al principio pensó que era normal, que se sentía así porque él era su mejor amigo, pero cuando comenzó esa última semana, empezó a notar detalles que le hacían pensar que Hayashi era lo más hermoso que había visto.
Él poseía una sonrisa radiante, un orgullo abrasador, una postura digna, una determinación arrolladora y la capacidad de hacerla sentir segura en todo momento.
¿Cómo tomaría un avión y se iría lejos? Además de que a pesar de lo perfecto que ella lo veía, también era un poco dependiente, ¿quién lo ayudaría en clases de literatura? ¿Quién lo ayudaría a entrenar hasta tarde? ¿Quién sería el máximo apoyo para sus partidos? ¿Quién le cocinaría el flaunder que tanto amaba? ¿Quién lo defendería de las quejas de Kenjiro-senpai cuando viniera a visitar al equipo? ¿Quién lo animaría tanto como para hacerlo sentir único? ¿Quién, quién, quién?
No sabía que más pensar, ni que hacer, así que intentó descansar antes de ahogarse en más incógnitas.
Aquella mañana fue el inicio de la última semana que compartirían juntos, y todas las dudas se encimaron en Fabi. Daiki notó la extrañeza en su compañera de vida aquel lunes, pero pensó que quizás se le había adelantado la regla, en todo caso, el chico podía ser muy despistado.
Ella caminó agarrada de una tira que sobresalía de la mochila de Hayashi, él no se inmutó con el acto, más le pareció tierno. Llegaron al aula juntos y se separaron al ir a sus respectivos asientos. Fabi no podía dejar de ver a Daiki durante la clase, cada segundo le parecía ser la gloria por tenerlo cerca, porque era su amigo, porque era el chico que le gustaba. Las clases continuaron sin que Nakime prestará atención, no le importaba demasiado ya que la época de los exámenes había culminado. Cuando llegó la hora del almuerzo, Hayashi se acercó rápido a donde Nakime y la arrastró de la mano hacia la azotea.
—¿Por qué tanto ajetreo? —Preguntó ella al intentar recuperar el aire.
Hayashi a veces olvidaba lo poco atlética que era.
—Quiero disfrutar del almuerzo junto a ti nada más —él la miró con un brillo tan destellante que Fabi sintió desfallecer.
—Me agrada la idea.
Ambos se sentaron en una esquina del lugar y disfrutaron su delicioso aperitivo hecho por la madre de Hayashi, cada semana sus madres intercambian la responsabilidad de sus almuerzos. Era prácticamente una tradición entre familias, ya que ambos asistieron a las mismas escuelas desde muy pequeños.
De vez en cuando Fabi miraba a Daiki de reojo, quería admirarlo sin tapujos, pero la vergüenza la consumía. ¿Podría dejarlo ir? Era el pensamiento que cruzaba su mente en ocasiones.
—Mi madre se lució hoy ¿no? —Hayashi intentó desviar la curiosa atención de Fabi en su rostro por una conversación banal; era claro que él sentía la intensa mirada de la chica, y eso lo ponía un poco nervioso.
Ella asintió comenzando a guardar las cosas en una bolsa. —Como todas las semanas que le toca.
—¿Vendrás conmigo al entrenamiento?
—¿Alguna vez me lo he perdido? —En ese momento una leve brisa removió los delicados cabellos de Nakime, y Hayashi se sintió hipnotizado.
Su mejor amiga era realmente hermosa, por esa razón siempre trataba de estar cerca de ella en los institutos donde habían estudiado, no quería que ningún imbécil se le acercara, y la alejara de él o le rompiera el corazón. Aunque reconocía que era difícil contener las miradas indiscretas en el gimnasio, porque Fabi era demasiado dulce y eso enternecía a sus compañeros. Sin embargo, solo bastaba una mirada en llamas del capitán Hayashi Daiki, as de del equipo, para que todos se alejaran y Nakime Fabi solo tuviera ojos para él.
—Entonces regresemos a la última clase para luego ir al gimnasio.
—Como usted mande, capitán —rieron y luego bajaron con total parsimonia hacia el salón, pero esta vez ambos estuvieron distraídos pensando en el otro.
Cuando el timbré sonó, todos comenzaron a recoger sus respectivas cosas para irse. Daiki y Fabi caminaron por los pasillos uno al lado del otro en silencio. Nakime había vuelto a la misma actitud de la mañana y eso ponía de los nervioso al de ojos café. Al llegar al gimnasio fueron recibidos por los distintos saludos de los integrantes del equipo de vóley que ya se encontraban ahí. Nakime se sentó en una pequeña tribuna y desvió su mirada a todos lados menos a Hayashi, otra cosa que notó y molestó al as.
Al pasar las horas y ver que su amiga no le obsequiaba la atención de siempre, Hayashi comenzó a mostrarse ofuscado en todos los aspectos, sus remates se volvieron demasiado fuertes, sus gritos asustaban a los novatos y ni siquiera su entrenador lograba calmarlo. Cuando aceptaron que estaba demasiado intratable, todos le dieron su espacio, pero al mismo tiempo notaron que en todo el proceso, la chica que siempre estaba con él no se acercó en ningún momento.
Daiki siempre había necesitado de Fabi, eso lo tenía claro, a veces se sentía demasiado dependiente, pero ella era el único apoyo que él parecía necesitar. Verla indiferente, nerviosa y distraída estando a su lado, le llenaba de incertidumbre, ¿acaso no deberían aprovechar cada instante que pasaban juntos cuando estaban a punto de graduarse? Él también se sentía atormentado por los pensamientos del futuro, no quería alejarse de Nakime, no podía permitírselo.
¿Quién la levantaría a diario para ir a estudiar? ¿Quién vería con ella aquellos doramas que tanto le gustaban? ¿Quién le compraría sus discos de rap? ¿Quién la ayudaría en deportes? ¿Quién la cuidaría cuando su mamá deba trabajar y esté enferma? ¿Quién la haría sonreír?
Detestó la idea de imaginar a otro hombre haciéndola feliz, esa era su responsabilidad, ella era su mejor amiga.
Ninguno ha necesitado nunca de otra persona más que de ellos mismos, Nakime nunca ha tenido un romance que no sea ficticio y él no ha sentido atracción por otra chica desde la primaria. ¿Acaso esto era un presagio del fin de su unión? Él suspiró frustrado, no dejaría simplemente pasar por alto todo aquello.
No faltaba mucho para que el entrenamiento acabara cuando el capitán se acercó a paso decidido a la castaña, quien veía distraída su celular, tratando de centrarse en cualquier cosa menos en Daiki, por eso no lo vio venir como toro enfurecido. En tres zancadas estuvo frente a ella y sin mucho esfuerzo, la cargó como princesa y salió a paso rápido del gimnasio.
—¿Qué estás haciendo? —Preguntó Fabi al ser liberada de aquel repentino tacto.
Daiki se cruzó de brazos. —¿Qué es lo que pasa, Nakime?
El atardecer comenzaba a decaer y el ruido en general comenzó a mermar.
—No sé de qué hablas.
—No te hagas la tonta, dime qué te pasa —Daiki comenzaba a dejar que la molestia dominara su actitud.
—Hayashi, ¿podría saber de qué estás hablando?
—Vamos Fabi, ¡habla conmigo! —Aulló el chico desesperado por sentirse necesitado—. Hoy has estado extraña, no has sido tú, ni siquiera me has dado una pizca de atención allá dentro.
Un remolino de emociones comenzó a revolverse dentro de Fabi.
—¿Eso es lo que te preocupa? ¿La falta de atención?
—No tergiverses mis palabras, me estoy preocupando por ti.
Nakime chistó ofuscada por tener sentimientos encontrados y aún no sentir el valor de confesarlos.
—Ya se está haciendo tarde, debería irme a casa primero —comentó ella tratando de zanjar el tema.
—¡Claro que no te dejaré irte sola!
—¡No necesito que cuides a cada rato de mí! —Gritó Nakime repentinamente molesta.
—¡Solo quiero cuidarte!
—¡No lo necesito! —En un impulso Hayashi la agarró de los brazos y la abrazó con fuerza—. ¡Suéltame, suéltame!
El corazón de ambos comenzó a acelerarse, pero no por las mismas razones.
—No quiero dejarte, no quiero alejarme de ti —confesó el chico con un gran dolor en su pecho.
Daiki no podía definir lo que sentía en esos momentos, era como un terror de perder aquello que tanto necesitaba, que le daban ganas de llorar. La acercó lo más posible a su pecho tratando de transmitirle sus tormentas, ya que no era demasiado elocuente para expresarse de forma correcta.
Mientras que Fabi se sintió perdida, confusa, no sabía cómo atender a la situación, uno de sus mayores defectos era decir cosas que no debería cuando se encontraba muy nerviosa, desde pequeña siempre terminaba abriendo la boca y diciendo algo en el peor momento, y eso aumentaba sus nervios.
—Daiki… —cállate, cállate, cierra la boca Fabi, pensaba la chica con desesperación— yo, yo… ¡estoy enamorada de ti!
Hayashi no se esperaba aquella confesión, y soltó a la castaña sorprendido con sus palabras. ¿Nakime enamorada de él? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Qué?
—¿Qué dijiste? —Fabi no respondió—. Repite lo que dijiste.
Él se sintió desorientado.
—Estoy enamorada de ti —repitió Nakime con mucho temor.
—¿Qué? Eso no puede ser cierto, ¡esos no son juegos Nakime! —Hayashi se agarró los cabellos, estaba a punto de explotar.
Algo comenzó a romperse dentro de ella. Esta no era la situación con la que fantaseaba, y nunca esperó ésta reacción de Daiki. ¿Tan malo era para él la idea de que ella estuviera enamorada de su persona?
—¿Crees que jugaría con algo así? —Siseó con un dolor aflorando desde lo profundo de su voz.
—No puedo creerte.
Esa oración terminó de destruir a Nakime.
La chica gimoteó, próxima a echarse a llorar. Lo miró con ojos vidriosos y él pareció dolido en su mirada. En un impulso, comenzó a correr lejos del gimnasio, lejos del equipo de vóley, lejos del instituto, lejos de su mejor amigo, lejos de Hayashi Daiki, lejos de quién en un momento pensó que podría ser el amor de su vida, lejos de todo, y de la nada.
Porque Hayashi había dado a entender que ellos no son, ni serían nada.
Toda esa semana ella estuvo refugiada en su habitación, Hayashi tampoco había tenido el valor de enfrentarla después de aquellas palabras. Él se sentía extraño, pues nunca había pensado de esa forma en ella, pero ahora que sus sentimientos salieron a la luz, quizás todo este tiempo ha estado ocultando bajo una máscara de amistad lo que verdaderamente él siente.
No es normal que él no pueda imaginar una vida sin ella, y aunque no hubiera pensado en besarla o comportarse cariñoso, tampoco le agradaba la idea de que alguien más lo hiciera. Los días pasaron, y mientras más pensaba en ello, más se daba cuenta que había sido el mayor estúpido del planeta.
Aquel viernes era su graduación, Daiki se fue en el auto con sus padres, pensó en que debió haber hablado con Fabi antes, pero su idea de arreglar las cosas le parecía la más romántica y la que haría que Fabi le perdonara: le entregaría su botón mientras le declaraba su amor —tradición popular en Japón de obsequiarle el primer botón de tu chaqueta a la persona más importante— y entonces ambos vivirían felices por siempre, o eso fue lo que pensó.
Nakime nunca llegó a la graduación, varias chicas le miraban ansiosas o divertidas por ver a quién le daría su botón el capitán de vóley, pero su chica no estaba ahí. Llamó desesperado a su teléfono pero no le cogió la llamada, en un último intento probó con el celular de su madre, y ésta contestó al segundo repique.
—Madre —dijo suspirando de alivio—, necesito hablar con Fabi, ¿está con usted?
La mujer sorbió su nariz, entonces Hayashi supo que había estado llorando.
—Lo siento hijo, ella acaba de cruzar hacia la parte de abordaje.
—¿Qué?
—Ella adelantó su vuelo Daiki, pensé que te había dicho, se irá un mes antes a los EE.UU.
—¡No! —Gritó sintiendo como su mundo se desvanecía.
Corrió sin colgar la llamada, se subió al auto y le gritó a su padre que acelerara rumbo al aeropuerto. Ambos padres del graduado se miraron a la cara con preocupación e hicieron lo que su hijo les rogaba, ambos habían notado que las cosas no estaban bien entre aquellos dos chiquillos, pero pensaron que tendrían las vacaciones para arreglarlo.
El auto parecía ir conducido por algún protagonista de alguna película de acción. Esquivaron carros a máxima velocidad y llegaron a su destino con total apuro. Cuando Hayashi regresó su atención a la llamada, milagrosamente la madre de Fabi seguía atenta.
—¿Dónde está?
—Ya es muy tarde.
—¡No me diga eso, por favor!
Corrió como nunca lo había hecho correr su entrenador, pero dejó su alma en aquel piso bien pulido del aeropuerto, tenía que llegar a tiempo, debía hacerlo. Cuando iba por un pasillo cubierto de un ventanal que daba hacia la pista de aterrizaje, vio a quien consideraba su segunda madre, con la mirada perdida y el teléfono en mano.
—El vuelo 104 con destino a Estado Unidos de Norteamérica está a punto de despegar —anunció una voz parlante.
Él ahogó un sollozo y pegó su frente al vidrio, ¿cómo era capaz de abandonarlo así? El dolor en su pecho era angustiante, sentía que iba a morir.
—¡Fabi! —Vociferó dejándose caer al piso.
Al instante ambas madres lo abrazaron para intentar apaciguar el dolor, pero fue imposible. Su padre intentaba no mirarlo, porque le daban ganas de llorar por la desgracia de su hijo, el primero amor siempre duele.
Mientras, Nakime iba en aquel avión con unos lentes puestos, ocultando la hinchazón de haber estado llorando por días, y por el arrepentimiento de haberse ido sin decir adiós.
5 años más tarde.
Estaba en un avión con destino a California, él debía ir a por todas y obtener a su chica como debió haber hecho hace años. No podía negar que le tuvo rencor a la castaña por haberlo dejado atrás, y que intentó olvidarse de ella un montón de veces, concentrándose en su carrera de Administración de empresas mientras se convertía en una estrella del equipo juvenil de vóley en Japón, pero no pudo.
Gracias a sus padres, él siempre estuvo informado de la vida de ella, no cambió al mudarse, al parecer seguía siendo la misma chica tímida y dulce de toda su vida. El único detalle que no pasó por alto, fue su noviazgo con un americano, también jugador de vóley, con quién salió por un año al comienzo de su tercer semestre. Al parecer aquel romance no funcionó, como el intento de relación que tuvo él hace dos años con una ex mánager de la selección.
Ambos habían intentado pasar la página, fallando de forma estrepitosa.
Caminó rápido en busca de un taxi que lo llevara al campus, hoy se celebraba la graduación de ella y no podía desaprovechar la oportunidad. El aventón lo dejó cerca de la entrada y avanzó a paso decidido entre las personas de distinta etnia. Tuvo pavor de perderse, y no conseguirla nunca, pero el poco inglés que había aprendido en la universidad le estaba ayudando a entender los letreros que le indicaban el camino.
Entró al salón donde entregaban los diplomas y fue como tener poderes de conexión. Ambos pares de ojos se unieron entre la multitud, sí que ha cambiado, pensaron ambos. Él caminó alrededor del público y se quedó rezagado esperando a que el evento concluyera, pero su vista no dejó de escudriñarla en todo momento.
Para alivio de Fabi, ella ya había recogido su título minutos antes, porque si no los nervios le hubieran ganado, y seguro se hubiera caído por las pequeñas escaleras que unían al podio con el piso. Sus dedos comenzaron a traicionarla con pequeños temblores ¡él está aquí! Era su único pensamiento.
Cuando la ceremonia dio por finalizada, las personas comenzaron a dispersarse. Ellos comenzaron a caminar como si fueran imanes, él amó su mirada, y ella sintió que aquel viejo amor nunca se había ido.
—¿Daiki?
Él sacó algo de su bolsillo y con un gesto le pidió que extendiera la mano, y ella lo hizo dudosa.
—Estaba listo para dártelo hace cinco años, pero nunca apareciste porque decidiste abandonarme —aquello sonó a reproche, pero él la miraba con una sonrisa en su rostro.
El botón cayó en aquella mano temblorosa.
—Pensé que era lo que querías.
—Nunca me preguntaste lo que quería.
Ella apretó el botón con lágrimas en los ojos.
—Me acusaste de jugar a las confesiones.
—Estaba aturdido porque mi mejor amiga estaba enamorada de mí y creí desfallecer al sentir que yo también lo estaba.
—¿Por qué? ¿Acaso era malo estarlo?
—No, sino que era patético haber desperdiciado tantos años sin haberte besado.
Las piernas de ella temblaron por sus palabras, ¿qué clase de confesión era aquella? La descolocaba por completo.
—¿Qué?
—Intenté olvidarte, pero no pude. Aún sigo con la necesidad de probar tus labios —el chiquillo que ella conocía jamás hubiera hablado de esa forma, lo que no sabía era sobre las clases exhaustivas que él recibió por parte de sus compañeros actuales de quipo por chat durante el camino—. ¿Podrías cumplir mis sueños?
Su postura de confianza era la fachada perfecta para el terrible temor que lo consumía, él no podría superar su rechazo.
—He esperado años por esto —confesó Nakime con un leve rubor en las mejillas.
Hayashi sintió volar, se acercó con una lentitud tentadora y colocó una mano en la zona baja de su espalda. Acercó su otra mano al delicado cuello de la fémina y la besó con una pasión desbordante.
Los labios de ambos sabían a gloria.
Casi podían llorar.
Estaban tan ensimismados que no escucharon los gritos y los silbidos por parte de las amigas de Nakime. Todas sabían quién era él, aquel amor platónico de su infancia fue la comidilla del grupo por años, y todas soñaban con la posibilidad de ver a su amiga junto a aquel chico, feliz.
Al separarse por aire, ambos se sonrojaron por la atención que recibían.
—Ni te imaginas lo mucho que he fantaseado con que seas mi novia —le susurró él al oído.
—No me has preguntado que sea tu novia.
—Pensé que la pregunta estaba implícita en lo de cumplir mis sueños.
—Eres un tramposo.
—Y tú lo único que necesito en la vida para ser feliz.
Nakime Fabi no sabía bien que tanto había cambiado Hayashi Daiki, pero lo poco que le estaba dejando ver, lo hacía más perfecto de lo que recordaba.
Salieron agarrados de la mano bajo la atenta mirada de sus respectivos padres que se encontraban camuflados entre la multitud, aquellos dos jóvenes no eran los únicos esperando ver que su unión por fin se hiciera realidad.
Fin.
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The only thing I need
If there is anyone in Nakime Fabi's life for whom she would go out of her way to make him happy, it would be Hayashi Daiki.
Growing up as neighbors, spending every school year together and traveling on vacation for different camps, it was inevitable that he would not be her favorite person. The most perfect friendship on the planet, the most wonderful being that could exist, the light of her life. So why should she ruin the situation by falling in love? She had always hated clichés, and nothing was more cliché than falling in love with the best friend.
Besides, Hayashi wasn't just any friend, he was the best friend in the world. He still buys her strawberry juice in the afternoons after practice, he still throws rocks at her window to look at the stars together, and if that's still not cute enough, every year he demands that they buy pajamas together -they share a large collection- so that's when Fabi wonders how not to love him?
Love has never been an issue between them, both have grown up feeling complete with having each other as friends, they felt nothing was missing. Until now, until they are both a week away from graduating from high school and going to different universities.
The idea of separating had never come up, at no time had that thought ever been in their future plans, they had always thought of them as something unfading. However, Daiki had been selected as a player for Japan's youth national team, who required him to study at a prestigious sports university in Tokyo, while Fabi had decided to study history at a university in the United States, absolutely different destinations.
All this led Nakime to the conclusion that she was in love with Daiki, because at the thought of leaving him, a knot was present in her chest, it made her want to cry at the thought of waking up by an alarm and not by the constant cries of the red-haired man. At first she thought it was normal, that she felt this way because he was her best friend, but as she started that last week, she began to notice details that made her think that Hayashi was the most beautiful thing she had ever seen.
He possessed a radiant smile, a blazing pride, a dignified posture, an overwhelming determination, and the ability to make her feel safe at all times.
How would he get on a plane and go far away? Besides the fact that as perfect as she saw him, he was also a bit dependent, who would help him in literature classes? Who would help him train late? Who would be the ultimate support for his matches? Who would cook him the flaunder he loved so much? Who would defend him from Kenjiro-senpai's complaints when he came to visit the team? Who would encourage him so much as to make him feel unique? Who, who, who, who?
He didn't know what else to think, or what to do, so he tried to rest before drowning himself in more unknowns.
That morning was the beginning of the last week they would share together, and all the doubts swarmed Fabi. Daiki noticed the strangeness in her life partner that Monday, but thought that maybe she had gotten her period early, in any case, the boy could be very absent-minded.
She walked around clutching a strap sticking out of Hayashi's backpack, he didn't flinch at the act, more he thought it was cute. They arrived at the classroom together and separated as they went to their respective seats. Fabi couldn't take her eyes off Daiki during the class, every second seemed like glory to have him around, because he was her friend, because he was the boy she liked. The classes continued without Nakime paying attention, she didn't care too much since exam time was over. When lunch time came, Hayashi rushed over to Nakime and dragged her by the hand to the rooftop.
"Why all the hustle and bustle?" she asked as she tried to catch her breath.
Hayashi sometimes forgot how unathletic she was.
"I just want to enjoy lunch with you" he looked at her with such a sparkling glow that Fabi felt faint.
"I like the idea"
They both sat in a corner of the place and enjoyed their delicious appetizer made by Hayashi's mother, every week their mothers exchanged the responsibility of their lunches. It was practically a tradition between families, as they both attended the same schools from a very young age.
From time to time Fabi would glance sideways at Daiki, she wanted to admire him unabashedly, but embarrassment consumed her. Could she let him go? was the thought that crossed her mind at times.
"My mother showed off today, didn't she?" Hayashi tried to divert Fabi's curious attention on his face by banal conversation; it was clear he felt the girl's intense gaze, and it made him a little nervous.
She nodded starting to put things away in a bag. "As every week it's her turn"
"Will you come with me to training?"
"Did I ever miss it?" At that moment a light breeze stirred Nakime's delicate hair, and Hayashi felt mesmerized.
His best friend was really beautiful, for that reason he always tried to stay close to her in the high schools where they had studied, he didn't want any jerk to approach her, and take her away from him or break her heart. Although he recognized that it was difficult to contain the prying eyes in the gym, because Fabi was too sweet and that endeared him to his classmates. However, it only took one flaming glance from Captain Hayashi Daiki, ace of the team, for everyone to turn away and Nakime Fabi only had eyes for him.
"Then let's go back to the last class and then go to the gym."
"As you command, captain" they laughed and then walked with total parsimony down to the classroom, but this time they were both distracted thinking about each other.
When the bell rang, everyone began to gather their respective things to leave. Daiki and Fabi walked down the halls side by side in silence. Nakime had returned to the same attitude of the morning and that made the brown-eyed man nervous. When they arrived at the gym they were greeted by the various greetings of the volleyball team members who were already there. Nakime sat on a small stand and looked away from Hayashi, another thing that bothered the ace.
As the hours went by and she saw that her friend was not giving her the attention she had always given her, Hayashi began to be obfuscated in all aspects, his shots became too loud, his shouts frightened the rookies and not even his coach was able to calm him down. When they accepted that he was too ornery, they all gave him his space, but at the same time they noticed that in the whole process, the girl who was always with him did not come near him at any time.
Daiki had always needed Fabi, that much was clear to him, sometimes he felt too dependent, but she was the only support he seemed to need. Seeing her indifferent, nervous and distracted being by his side, filled him with uncertainty, shouldn't they take advantage of every moment they spent together when they were about to graduate? He was also tormented by thoughts of the future, he didn't want to get away from Nakime, he couldn't afford it.
Who would wake her up every day to go to school? Who would watch with her those doramas she liked so much? Who would buy her rap records? Who would help her in sports? Who would take care of her when her mother had to work and was sick? Who would make her smile?
She hated the idea of imagining another man making her happy, that was her responsibility, she was his best friend.
Neither had ever needed anyone else but themselves, Nakime had never had a romance that wasn't fictional and he hadn't felt attraction to another girl since elementary school. Was this a harbinger of the end of their union? He sighed in frustration, he wouldn't just let it all go.
It wasn't long before the training was over when the captain approached at a determined pace to the brunette, who was looking distractedly at her cell phone, trying to focus on anything but Daiki, that's why she didn't see him coming like an enraged bull. In three strides he was in front of her and without much effort, he carried her like a princess and left the gym at a fast pace.
"What are you doing?" Fabi asked as she was released from the sudden touch.
Daiki folded his arms. "What's wrong, Nakime?"
The sunset was beginning to fade and the noise in general began to diminish.
"I don't know what you're talking about."
"Don't play dumb, tell me what's wrong" Daiki was beginning to let annoyance dominate her attitude.
"Hayashi, may I know what you are talking about?"
"Come on Fabi, talk to me!" Howled the boy desperate to feel needed. "You've been strange today, it hasn't been you, you haven't even given me a shred of attention in there."
A whirlpool of emotions began to swirl inside Fabi.
"Is that what's bothering you, the lack of attention?"
"Don't twist my words, I'm worrying about you."
Nakime shrieked obfuscated for having mixed feelings and still not feeling the courage to confess them.
"It's getting late, I should go home first" she commented trying to settle the issue.
"Of course I won't let you go alone!"
"I don't need you to take care of me all the time!" Nakime shouted suddenly annoyed.
"I just want to take care of you!"
"I don't need it!"" In an impulse Hayashi grabbed her arms and hugged her tightly. "Let go of me, let go of me!"
Both of their hearts began to race, but not for the same reasons.
"I don't want to leave you, I don't want to get away from you" confessed the boy with a great pain in his chest.
Daiki could not define what he felt in those moments, it was like a terror of losing what he needed so much, it made him want to cry. He brought her as close as possible to his chest, trying to transmit his storms to her, since he was not too eloquent to express himself correctly.
While Fabi felt lost, confused, she didn't know how to attend to the situation, one of her biggest defects was to say things she shouldn't when she was very nervous, since she was a little girl she always ended up opening her mouth and saying something at the worst moment, and that increased her nerves.
"Daiki..." shut up, shut up, shut your mouth Fabi, thought the girl with desperation "I, I... I'm in love with you!"
Hayashi didn't expect that confession, and he let go of the brown girl surprised with her words. Nakime in love with him? How? When? What?
"What did you say?" Fabi didn't answer. "Repeat what you said."
He felt disoriented.
"I'm in love with you" Nakime repeated with a lot of fear.
"What? That can't be true, those are not games Nakime!" Hayashi grabbed her hair, she was about to explode.
Something began to break inside her. This was not the situation she fantasized about, and she never expected this reaction from Daiki. Was the idea of her being in love with his person so bad for him?
"Do you think I would play with something like that?" He hissed with a pain surfacing from deep in his voice.
"I can't believe you."
That sentence finished destroying Nakime.
The girl whimpered, close to tears. She looked at him with glassy eyes and he looked pained in his gaze. On an impulse, he started to run away from the gym, away from the volleyball team, away from the high school, away from his best friend, away from Hayashi Daiki, away from who at one time he thought might be the love of his life, away from everything, and away from nothing.
Because Hayashi had implied that they are not, nor would be nothing.
All that week she had been holed up in her room, Hayashi hadn't had the courage to face her after those words either. He felt strange, because he had never thought of her that way, but now that his feelings came to light, perhaps all this time he has been hiding under a mask of friendship what he truly feels.
It was not normal that he could not imagine a life without her, and although he would not have thought of kissing her or behaving affectionately, he did not like the idea of someone else doing so either. Days passed, and the more he thought about it, the more he realized he had been the biggest fool on the planet.
That Friday was his graduation, Daiki left in the car with his parents, he thought he should have talked to Fabi before, but his idea to fix things seemed to him the most romantic and the one that would make Fabi forgive him: he would give her his button while declaring his love - popular tradition in Japan to give the first button of your jacket to the most important person - and then they would both live happily ever after, or so he thought.
Nakime never made it to graduation, several girls were looking at him anxiously or amused to see who the volleyball captain would give his button to, but his girl wasn't there. He desperately called her phone but she didn't pick up the call, in a last attempt he tried his mother's cell phone, and she answered on the second ring.
"Mother" he said, sighing with relief, "I need to speak to Fabi, is she with you?"
The woman sniffled her nose, then Hayashi knew she had been crying.
"I'm sorry son, she just crossed over to the boarding side."
"What?"
"She moved up her flight Daiki, I thought I told you, she's leaving a month early for the US."
"No!" she shouted feeling her world fade away.
He ran without hanging up the call, jumped into the car and shouted to his father to accelerate towards the airport. Both of the graduate's parents looked at each other's faces with concern and did what their son was begging them to do, both had noticed that things were not right between those two kids, but they thought they would have the vacation to fix it.
The car seemed to be driven by some action movie star. They dodged cars at top speed and arrived at their destination in a hurry. When Hayashi returned his attention to the call, miraculously Fabi's mother was still attentive.
"Where is she?"
"It's already too late."
"Don't tell me that, please!"
He ran as his trainer had never made him run before, but he left his soul on that well-polished airport floor, he had to be on time, he had to make it. As he was going down an aisle covered by a large window facing the runway, he saw the person he considered his second mother, with a blank stare and the phone in her hand.
"Flight 104 to the United States of America is about to take off" a voice announced.
He choked back a sob and pressed his forehead against the glass, how could she abandon him like that? The pain in his chest was agonizing, he felt like he was going to die.
"Fabi!" he shouted, dropping to the floor.
Instantly both mothers hugged him to try to appease the pain, but it was impossible. His father tried not to look at him, because he felt like crying for the misfortune of his son, the first love always hurts.
Meanwhile, Nakime was on that plane with glasses on, hiding the swelling of having been crying for days, and the regret of having left without saying goodbye.
5 years later.
He was on a plane bound for California, he was to go all out and get his girl like he should have done years ago. He couldn't deny that he had a grudge against the brunette for leaving him behind, and that he tried to forget about her a lot of times, concentrating on his career in Business Administration while he became a star of the junior volleyball team in Japan, but he couldn't.
Thanks to her parents, he was always informed about her life, she didn't change when she moved, apparently she was still the same shy and sweet girl she had been all her life. The one detail he didn't overlook was her courtship with an American, also a volleyball player, whom she dated for a year at the beginning of her third semester. Apparently that romance did not work out, like the attempted relationship he had two years ago with a former manager of the national team.
Both had tried to turn the page, failing miserably.
He walked quickly in search of a cab to take him to the campus, today was her graduation and he couldn't miss the opportunity. The ride left him near the entrance and he advanced at a determined pace among the people of different ethnicities. He dreaded getting lost, and never getting it, but the little English he had learned at the university was helping him to understand the signs that showed him the way.
He walked into the hall where they were handing out diplomas and it was like having powers of connection. Both pairs of eyes met in the crowd, yes he has changed, they both thought. He walked around the audience and hung back waiting for the event to conclude, but his eyes kept scanning her at all times.
To Fabi's relief, she had already picked up her title minutes before, otherwise her nerves would have gotten the better of her, and she would have surely fallen down the small stairs that connected the podium to the floor. Her fingers began to betray her with little tremors he's here! It was her only thought.
When the ceremony was over, the people began to disperse. They began to walk as if they were magnets, he loved her gaze, and she felt that old love had never left.
"Daiki?"
He took something out of his pocket and with a gesture asked her to hold out her hand, and she did so hesitantly.
"I was ready to give it to you five years ago, but you never showed up because you decided to abandon me" that sounded like a reproach, but he looked at her with a smile on his face.
The button fell into that trembling hand.
"I thought it was what you wanted."
"You never asked me what I wanted."
She pressed the button with tears in her eyes.
"You accused me of playing at confessions."
"I was stunned because my best friend was in love with me and I thought I was fainting when I felt that I was too."
"Why? Was it bad to be in love? "
"No, but it was pathetic to have wasted so many years without kissing you."
Her legs trembled at his words, what kind of confession was that? It completely threw her off.
"What?"
"I tried to forget you, but I could not. I still have the urge to taste your lips" the boy she knew would never have spoken that way, what she didn't know was about the exhaustive lessons he received from his current teammates via chat on the road. "Could you fulfill my dreams?"
Her confident posture was the perfect façade for the terrible fear that consumed him, he could not overcome her rejection.
"I've waited years for this" Nakime confessed with a slight blush on her cheeks.
Hayashi felt himself fly, approached with tantalizing slowness and placed a hand on her lower back. He brought his other hand to her delicate neck and kissed her with unbridled passion.
Both of their lips tasted like glory.
They could almost cry.
They were so engrossed that they didn't hear the shouts and whistles from Nakime's friends. They all knew who he was, that platonic love from their childhood had been the talk of the group for years, and they all dreamed of the possibility of seeing their friend with that boy, happy.
As they parted for air, they both blushed at the attention they were receiving.
"I can't tell you how much I've fantasized about you being my girlfriend" he whispered in her ear.
"You haven't asked me to be your girlfriend."
"I thought the question was implicit in the question about fulfilling my dreams."
"You're a cheater."
"And you are the only thing I need in life to be happy"
Nakime Fabi didn't quite know how much Daiki Hayashi had changed, but what little she was letting him see made him more perfect than she remembered.
They left holding hands under the watchful eyes of their respective parents who were camouflaged in the crowd, those two young people were not the only ones waiting to see their union finally become a reality.
End.
𝗧𝗵𝗮𝗻𝗸 𝘆𝗼𝘂 𝗳𝗼𝗿 𝗿𝗲𝗮𝗱𝗶𝗻𝗴 <3
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