Acudo a la nueva convocatoria de Club de Poesía (ver aquí), promovida por @freewritehouse. Cuando leí el verso de mi querida poeta Alejandra Pizarnik (a quien dedicaré, por cierto, un post dentro de unos días), me vino la imagen del poder manipulador y despótico, y a partir de ella escribí este ejercicio. Cualquier coincidencia con la realidad es mera casualidad.

Crea y mata la palabra.
Acaricia como un terciopelo
pero puede ser veneno
que tu lengua absorba
al pasar tu dedo sobre él.

Tu palabra que alaba
a los condenados de la tierra,
que ensalza la igualdad y la justicia,
que promete el paraíso aquí,
es engañosa utopía,
ensueño tantas veces develado
en su trampa umbilical.

Tú eres verbo falso,
facundia huera, palabrería,
vehículo del resentimiento.
Tú alimentas al odio
con tu traje de manso cordero,
adalid del despojo y el horror,
líder del grito y la consigna.

Solo creas masa y siervos,
máquinas deseantes de la dádiva,
entregadas al aplauso.
Pero -como dice la sabiduría-
tu palabra será tu castigo.

Gracias por su lectura.

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