En el pueblo de Capacho de la Venezuela de antaño de finales del siglo XIX, nació una leyenda que se contó de generación en generación en toda la población capachense, los niños de aquellos años se sentaban en la parte exterior de las casas y oían los relatos de sus padres. Una de estas historias que se contaban con frecuencia lleva por nombre El Rancho en el Camino y esta es la historia.

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Mercado de Capacho, una de las construcciones más antiguas del pueblo

Juan era un hombre que solía beber mucho licor cada fin de semana, todos los días debía trasladarse desde su trabajo hasta su casa, un trayecto de aproximadamente 2 horas por caminos estrechos y torcidos, cubiertos de mucha vegetación y sin ningún tipo de alumbrado, pues para aquella época no existían la electricidad, ni las carreteras, la carretera trasandina por ejemplo sería construida casi 30 años después en el año de 1925.

Juan trabajó ese fin de semana, y al salir se dirigió a la tiendita más cercana como de costumbre, en donde iba a beber licor como buen cliente. Se estuvo hasta las 11 de la noche aproximadamente, hora en la que decidió irse para su casa, compró pan y un potecito de sardinas para llevar a su esposa y se fue, tomó el camino rumbo a Peribeca, y en mitad del camino empezó a cantar con su botella de licor en mano, siempre lo hacía, su esposa siempre estaba pendiente y sabía cuándo Juan estaba por llegar a casa, pues lo oía cantando a viva voz en la lejanía y decía “allá viene Juan cantando”, y empezaba calentar algo de comida.

Esa noche Juan siguió su recorrido, bebiendo y cantando a gritos, cerca de la media noche Juan oyó un grito en el camino, era una mujer que lloraba, pero él continuó su ruta sin prestar mucha atención, atravesó por un camino que cada vez era más angosto y oscuro, cuando volvió a escuchar otro grito con llanto, pero esta vez estaba más cerca, pestañeó como sorprendido, y siguió avanzando con cierto temor, se dirigió rumbo al Ceibal, bajó por el medio de unos cañales y volvió a tomar el camino real.

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Más adelante, Juan volvió a oír el llanto de la mujer, pero ahora estaba a pocos metros de distancia, muy asustado y queriendo huir, logró divisar en la oscuridad un ranchito abandonado, pero la entrada estaba cercada con alambre de púas, sin embargo, al oír a la mujer cada vez más cerca, decidió lanzarse a través de la alambrada y logró pasar sin un rasguño, llegó al ranchito abandonado y adentro encontró una estera normalmente utilizada en la época como cama, muy asustado se metió debajo de ella. Juan sintió que la mujer dio un alarido en la puerta del ranchito y entró también, adentro había una completa penumbra, la mujer parecía una fiera y rasgaba las uñas contra la pared, mientras repetía con voz diabólica, ¿dónde está? , ¿dónde está?, de la pared se desprendían los terrones de tierra pisada y caían al suelo, a los minutos la mujer se detuvo, salió del ranchito y se fue.

Juan oyó como la mujer se alejaba, pues su llanto se oía cada vez más lejos, y cuando ya no la oyó más decidió salir. Juan salió del ranchito completamente sobrio, pues el susto le hizo pasar la borrachera y se fue finalmente a su casa.

In the town of Capacho in the Venezuela of yesteryear at the end of the 19th century, a legend was born and was told from generation to generation throughout the population of Capacho, the children of those years would sit outside the houses and listen to the stories of their parents. One of these stories that were frequently told is called The Hut on the Road and its story is this.

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Market of Capacho, one of the most antique buildings in the town

Juan was a man who used to drink a lot of liquor every weekend, every day he had to travel from his work to his house, a journey of approximately 2 hours through narrow and crooked roads, covered with a lot of vegetation and without any kind of lighting, because at that time there was no electricity, nor roads, the Trans-Andean highway for example would be built almost 30 years later in 1925.

Juan worked that weekend, and as usual, when he went out of work he went to the nearest store, where he used to drink liquor as a good customer. He stayed until about 23:00 hours. when he decided to go home,he bought bread and a small pot of sardines to take to his wife and left, he took the road towards Peribeca, and in the middle of the road with his bottle he began to sing, as he always did, his wife was always watching and knew when Juan was about to arrive home, because she could hear him singing loudly in the distance, she said "here comes Juan singing" and used to heat up some food.

That night Juan continued his journey, drinking and singing loudly, near midnight Juan heard a scream on the road, it was a woman crying, but he continued on his way without paying much attention and continued drinking, he crossed a road that was getting narrower and darker, when he heard another scream with crying, but this time it was closer, he blinked as if surprised, and continued moving forward with some fear, he headed towards the Ceibal, which went down through some cane fields and returned to take the main road.

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Further ahead Juan heard the woman crying again but now she was a few meters away from him, in the darkness he managed to see an abandoned hut in the distance, but the entrance was fenced with barbed wire, however, hearing the woman getting closer and closer, he decided to throw himself through the wire and managed to pass without a scratch, he arrived at the abandoned hut and inside he found a mat normally used at the time as a bed, and scared he got under it. Juan felt the woman shriek at the door of the hut and went in too, inside there was complete darkness, the woman seemed like a beast and raked her nails against the wall, while repeating in a diabolical voice, "Where is he?, "Where is he? After a few minutes the woman stopped, and she left the hut.

Juan heard how the woman was moving away as her crying could be heard farther and farther away, and when he did not hear her anymore he decided to leave. Juan left the hut completely sober as the scare sobered him up and he finally went home.