Un saludo cordial a todos los miembros de la prestigiosa comunidad HIVE, especialmente a los creadores de contenido del área de las ciencias biológicas.
Venezuela es un país con una hermosa diversidad de ofidios, entre los que destacan las serpientes venenosas, temidas por muchas personas y animales y respetadas por los herpetólogos que las manipulan con la mayor precaución para evitar mordeduras accidentales, sobre todo ahora que no contamos con las dosis suficientes de suero antiofídico en los centros hospitalarios de las zonas rurales, por lo que las personas mordidas por serpientes venenosas deben ser trasladadas a los hospitales de las grandes ciudades, donde son tratados en función de la sintomatología, a la espera del milagro que permita conseguir las dosis de antiveneno.
Una serpiente mapanare, del Género Bothrops, muerta y colocada sobre un tronco para que los gavilanes se la lleven.
Una de las instituciones venezolanas que se ha especializado en la elaboración de los sueros que contrarrestan el efecto enzimático, hemolítico, coagulante, o neurotóxico del veneno de las serpientes es, Biotecfar S.A., presidida por el Dr. Miguel Ángel López, y sus contacto telefónico en la farmacia central de la UCV, es 0584247620308, y distribuyen las dosis requeridas a los hospitales previo el trámite ante la institución sin fines de lucro, siempre que los interesados aporten el transporte requerido, motivado a la crisis con los combustibles existente en Venezuela.
Una serpiente mapanare del Género Bothrops, muerta en el sector El Toro, caserío Usera.
Detalle de la boca de la serpiente mapanare, mostrando la ubicación de los capuchones que protegen a los colmillos.
En una reciente visita que realicé al caserío Usera, sector El Toro, al norte del Estado Lara, pude presenciar una crítica situación que se ha venido normalizando en estas zonas rurales de Venezuela, sobre todo durante la estación lluviosa, que transcurre entre el 15 de mayo y el 15 de diciembre de cada año, período durante el cual, se exacerban las precipitaciones y los espacios naturales se inundan con el agua, afectando a las especies de fauna y a los pobladores humanos, a tal punto, que muchas veces ocurren desplazamientos de animales silvestres, como las serpientes, que abandonan sus hábitats naturales y tratan de instalarse en sitios más acogedores como las casa de las personas.
Mis amigos del sector El Toro, del caserío Usera viven en una comunidad de unos dos km lineales, que se comunican por una carretera de penetración agrícola y por una angosta vereda, que pasa por el frente de cada una de las casas que, además, es muy transitada por adultos, niños y mascotas, durante el día y hasta muy tarde en las noches, sobre todo, porque la mayoría de los pobladores tienen algún nexo familiar.
La vereda que comunica a los vecinos del sector El Toro.
Mamá e hija, caminando por la vereda, mientras pasan frente a una de las casas del sector El Toro.
Eran las nueve de la noche del pasado sábado, 13 de agosto de 2022, cuando una de las niñas de apenas cuatro años quería visitar a su tío, quién vive a unos treinta metros de la casa donde vive la niña, al cuidado de su abuelo Arístides, quien de manera decidida le dijo que él la llevaba personalmente, para evitar cualquier riesgo y así lo hizo.
La niña que quería visitar a su tío, a las nueve de la noche.
Una serpiente mapanare muerta y colgada sobre una horqueta.
Solo habían caminado unos veinte metros cuando observo al sr. Arístides lanzando golpes con un pequeño garrote hacia el suelo, iluminado solo con las luz de la luna, por lo que todos los que estábamos en su casa acudimos en su ayuda, especialmente para quitarle la niña que aún llevaba en sus brazos, e iluminar con mi linterna el sitio hacia donde lanzaba los repetidos golpes.
De pronto, se vio la barriga blanca de un animal de cuerpo largo y cilíndrico, que se retorcía y lanzaba mordeduras a todos lados, mientras Arístides la arrastraba por la cola hacia la vereda libre de monte, donde otro de los pobladores asestó un golpe definitivo sobre la cabeza de la culebra, usando la parte plana de un machete, matándola en el acto.
La cabeza de la mapanare, despues del planazo, mostrando una garrapata .
De inmediato, trasladé la serpiente hasta la entrada de la casa y allí procedí a fotografiarla y a tratar de identificarla a nivel taxonómico, determinando que es una mapanare barriga amarilla, de más de 130 cm, con el último segmento de la cola muy fino, una cabeza triangular muy pronunciada y diferenciada del resto del cuerpo, en cuya boca pude identificar los colmillos protegidos por sendos capuchones blanquecinos a los lados de la boca.
Parte de la zona dorsal y el final de la cola de la serpiente.
Detalle de la boca, mostrando uno de los colmillos.
Imagen de cuerpo entero.
Las escamas sobre el cuerpo de esta serpiente forman bellas figuras similares a la letra “X”, con pequeñas marcas de color negro, por toda la región dorsal, que contrastan sobre un fondo grisáceo o pardusco del cuerpo.
Detalle de la abertura cloacal.
Video subido desde mi cuenta de TouTube, que pueden seguir como Ali Riera.
A nivel taxonómico, esta serpiente corresponde al Dominio Eucariota, Reino Animalia, Filo Cordados, clase Sauropsida (Reptilia), Orden Squamata, Familia Viperidae, Género Bothrops, Especies probable Bothrops Atrox, destacando que existe un grupo de serpientes venezolanas que son muy parecidas y realizan hibridación en los espacios naturales, como B. venezuelensis, B. Colombiensis y B. isabelae, que presentan morfología muy similar y que para evitar errores de clasificación taxonómica, se agrupan en el pool Bothrops Atrox.
Durante mis constantes visitas al caserío Usera he podido presenciar la muerte de un poblador, de 27 años de edad, mordido por una mapanare, cinco perros de cacería, un caballo y varias aves de corral, con el agravante de que durante los últimos tres meses se han matado cinco mapanares, dentro de las casas de vecinos del sector El Toro, coincidiendo con la temporada de lluvias y esta mapanare que les presento en las imágenes, estaba a tan solo 20 metros de la casa de mi amigo Arístides.
Una de esta cruces pertenece a Aalejandro, quien murió víctima de la mordedura de una mapanare durante el mes de diciembre del año pasado.
Las temidas figuras de la mapanare.
La casa de mi amigo Arístides.
Las perturbaciones ocasionadas por las variaciones del medio ambiente en las zonas rurales del Edo. Lara, afectan grandemente el comportamiento de las especies silvestres, que terminan desplazándose a espacios más apropiados, sin importar el riesgo que representen para los seres humanos o para la vida de las propias fauna, como es el caso de las serpientes del Genero Bothrops.
Lo ideal sería preservar la vida de estas serpientes, pero para lograr eso hace falta la presencia de expertos manipuladores de ofidios en general, que las reubiquen en su hábitat natural.
Nerón, un cachorro mestizo, olfateando uno de sus mayores enemigos en el monte.
Bibliografía sugerida:
Serpientes Venenosas del Parque Nacional Henri Pittier, Venezuela.
FUENTE
Serpientes de Venezuela: Bothrops.
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Serpientes de Venezuela.
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Ali Riera
Todas las fotografías fueron tomadas con un celular Xiaomi Redmi 9C y son propiedad de @aliriera.