Muchos estudiosos de la palabra afirman que el texto original nunca dijo eso, que no hacía referencia al dinero, sino al amor al dinero (léase codicia)
No hay nada malo en estar entusiasmado con hacer dinero, ya que el dinero es la manifestación de la abundancia de Dios, pero cuando eres consumido por ese deseo tu proceso de pensamiento se corrompe. Cuando descuidas todo y sólo te concentras en ganar dinero y empiezas a equiparar tus sentimientos y bienestar personal con tu saldo bancario en lugar de reconocer que ser "rico" es un estado de ánimo y una cualidad de ser. En ese momento el dinero es tu dueño y tú has pasado a ser un simple esclavo de un amo codicioso.
Seguro sabes que la codicia es un germen posesivo y virulento que se apodera de tu mente, tus pensamientos y sentimientos hasta el extremo de si se lo permites dañar tu cuerpo y tus relaciones
Que eres un esclavo creyendo ser el amo, no hay peor miseria que creerse jefe y no tener el poder para mandar
Debemos crear un equilibrio entre nuestra búsqueda de dinero y las otras aristas que conforman nuestra vida, la parte económica es importante pero no es la única. Nuestro equilibrio emocional pasa por atender con la misma intensidad a nuestros seres queridos, nuestras relaciones sociales, nuestro ser espiritual, nuestro intelecto y nuestra recreación.
El sufrimiento no viene de las cosas o condiciones, viene de nuestro apego o aversión a ellos. Al eliminar tanto el temor como la avaricia, esto es, la aversión y el apego, te liberas. Todavía puedes tener mucho dinero y cosas, pero ese dinero y esas cosas ya no te tienen, no te poseen.
Quítale el poder que las cosas materiales tienen sobre ti. Empieza a reconocer que Dios creo todas las cosas para que te sirvan a ti, no para que te esclavicen. Acepta que desear lo mejor de lo mejor es bueno, y que ese deseo viene de Dios, pues la manera de Él disfrutar de su creación es a través de sus hijos y tu como hijo del Supremo mereces disfrutar de ellas.
El apego al dinero te transforma en su esclavo, mientras que la aversión al mismo lo aleja, por el contrario el desapego te convierte en su dueño y esa forma sana de relacionarte con él lo atrae hacia ti.
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