Un amigo me pidió un relato, y esto surgió.
Llegas, fugaz como un relámpago, y me dejas con la intriga.
Llegas, a decirme que te gustan castaños, "mediterráneos" nos llamas.
Me provocas hasta mis limites, sin importarte lo tirado que me dejarás después. Me quiebro una y otra vez.
Me quiebro, y no te importa cuanto duela. No me miras a los ojos, no me dices nada.
Jugaste, aún cuando te dije que no quería jugar, y seguiste y seguiste. Te importé realmente muy poco, y cuánto me importaste tu a mí.
A través de todo lo que no me dices adivino que no soy el único, que para ti hay más y que te encanta jugar.
Sé que no soy el único, aunque quiero serlo; quiero, no te imaginas cuánto, tenerte conmigo.
No
sabes
cuánto
me
importó
que
me
dejaras
tirado.
Pero, lo lograste. Me rompí y no volveré a ser el mismo.
Lástima.