LA TRISTEZA DEL QUE EMIGRA

Para nadie es un secreto la difícil situación que está viviendo Venezuela en este momento. Estamos hablando de una inflación disparada a más del 3000% sobre el ingreso fijado como Salario mínimo mensual, eso sin incluir la alta escasez de productos que conforman la canasta básica alimenticia, el alto costo de la vida (escuela, vestido, zapatos), la inseguridad, la tasa cambiaria que no nos permite el libre acceso a las divisas extranjeras y que nos coloca en la penosa situación de tener que adquirir la tan ansiosa moneda (dólares) a través del mercado negro.
Para muchas personas, tener que enfrentar diariamente esta situación no es para nada una opción, y no porque no amen a Venezuela, sino porque además de las metas y sueños que tienen por cumplir, sus bajos ingresos no le permiten adquirir los productos básicos para continuar viviendo, y se encuentran en constante zozobra por haber sido despojados de sus pertenencias, en muchas ocasiones armados.
No todo el mundo cuenta con la posibilidad de emigrar, ya que para poder adquirir dólares, se requiere una cantidad de dinero que en la actualidad es prácticamente imposible de alcanzar, sin embargo, muchas personas corren el riesgo de vender sus pertenencias, (sean bienes muebles o inmuebles) para aventurarse en una nueva vida, en un nuevo país, sin saber que les depara, que caminos recorrerá, si sus decisiones fueron las acertadas o no, si encontrarán personas que les ayuden, y sobre todo si eso que están vendiendo hoy es una inversión o una pérdida). En vista de esta situación he querido compartir un breve escrito al emigrante:

Alí va el Venezolano cabizbajo

Dejando atrás sus raíces

Olvidando por un momento aquel lugar en donde nació

Deseando que las venas se quedaran arraigas a su suelo

Implorando con un suspiro que el araguaney quepa en su maleta

Cantando como el turpial su despedida, tras un fuerte abrazo a su madre

Allá va el emigrante sereno pero con el corazón arrugado y un nudo en la garganta

Arriesgándolo todo por culpas que no le corresponden

Asumiendo roles que no le pertenecen, e intentando dibujarse un nuevo camino

Sonriendo ante la adversidad, y luchando contra la marea

Porque no es opción dejarse ahogar por las profundas aguas de la soledad

En cada fecha importante exhala una lágrima al viento

Regalándole a Colombia, o a Chile o a Argentina su ADN hecho tristeza

Agradeciendo las puertas abiertas para esa lucha a la que se aferra

Soñando un sueño entre matices y diseñando un futuro mejor

Anhelando el aroma del café que prepara maíta en la cocina

Extrañando las arepas dulces de la tía los domingos

Viendo las luces de navidad como deambulando, como sin sentido

Sin tener a donde ir, o quien lo reciba con la mirada llena de brillo

Palpando con los dedos en el viento el sonido de las gaitas, o quizá de la Billo’s

Y el bochinche que se hacían en la encrucijada viernes, sábado y domingo

Percibiendo entre los labios el sabor de unas tajadas fritas con bastante queso

Asumiendo que cuando tiene algún problema no halla a quien contarle

Porque al que está extrañándole le preocupa lo que pueda pasarle

A merced del tiempo imperdonable que se lleva sus mejores años

Lejos de los momentos, de las personas, de las huellas imborrables,

Ocupando su tiempo en miles de actividades que quizá no le producen lo que esperaba

Cuando desde Venezuela deseaba con tanto afán salir para ejecutarlas

Arrepintiéndose de haber nacido en una época en la que al que emigra le llaman cobarde

Sin saber que el que se queda valiente, quizá muera de hambre

O también es muy probable que por su rebelión le cercenen el aliento

Queriendo parpadear un día y que nada de esto existiera

Poder elegir tener hijos y decidir llevarlos al parque,

Que conozcan el diablito, las chips Ahoy y el cheez weez

Que no sea un lujo que la familia decida que comer, y cuando comerlo

Porque la alimentación no es “un gustazo” es un derecho para todo ciudadano.
Allí va el Venezolano que emigra, al que le llaman cobarde, deseando en sus profundos sueños

Despertar con la Venezuela feliz, la Venezuela bonita, la Venezuela de antes

Y no ésta triste Venezuela que hoy pareciera estar huérfana de padre y madre.

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