Cuando nació mi primer sobrino mi hermana me regaló un ramo de flores. Sí, me lo regaló ella a mi porque desde el momento en que decidió ser mamá siempre estuve a su lado. La acompañé a todas sus visitas, a todas sus ecografías, ella quería que yo estuviese a su lado durante esta etapa tan bonita ya que ella no había podido estar al mío en mis dos embarazos porque vivía a cientos de kilómetros de ella.
Mis flores favoritas son las peonias así que decidió regalarme un ramo con estas flores entre otras, así como ramas de eucalipto. El ramo era de flores preservadas, con la idea de que durara mucho tiempo.
Puse el ramo en un jarrón y lo tuve mucho tiempo en mi salón. Con el paso del tiempo decidí colocarlo en mi dormitorio donde estuvo mucho tiempo. Esta mañana he cogido el ramo, le he quitado algunas de las hojas que se habían puesto más pochas y le he echado laca de pelo. La laca es un buen truco para conservar mejor las flores preservadas.
Al echarle la laca el ramo ha cobrado vida ya que las hojas se han vuelto más verdes y los colores de las flores con más vida pese a que el ramo es en colores neutros, cómo no, no podía ser de otro modo ;)
He colocado el ramo en un recipiente de cerámica de un ambientador de mikado de la marca Rituals. Ya no quedaba líquido así que he retirado las barritas de mikado y he puesto el ramo. Me parece que queda súper elegante.
Lo he dejado en el mueble de debajo de la escalera, para volver a disfrutar del ramo en el salón. ¿Qué os parece?
Espero que os guste tanto como a mi, nos leemos en el próximo póst ;)
