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¿ERES FELIZ?

 <div class="text-justify">  Estoy convencida de que ser feliz es posible, así como no me cabe la menor duda de que la felicidad significará algo diferente para cada sujeto. La denotación será siempre la misma, mientras la connotación abarcará cualquier tipo de subjetividad. Así mismo, tengo plena seguridad de que la felicidad puede ser un sabor, un olor, una melodía y hasta un nombre para los románticos empedernidos.  

“Mi felicidad consiste en que sé apreciar lo que tengo y no deseo con exceso lo que no tengo.” León Tolstoi.

Puede ser, muchísimas veces, siempre o casi siempre, un recuerdo. Una película. Una canción. Todo esto, pese a cualquier emoción enemiga que aseche. Y en este caso, contextualizo… Se puede ser feliz a pesar de estar triste, desanimado o incluso molesto. Aquí es cuando afirmo, también, que la felicidad más que un estado de ánimo, es una decisión. 

Considero que no se vive -ni se vivirá jamás- en un estado de dicha plena, caminamos en medio de un laberinto que nos sorprenderá con distintos impactos y afecciones y entre ellos, tendremos momentos felices. Asumir y afrontar correctamente el resto de los sentimientos, es parte de nuestra apuesta por la felicidad. 

Cuando tenía 17 años, acompañé a mi mejor amigo a ver una final de fútbol, un esperado Atlético- R. Madrid que nos tenía el estómago revuelto y las emociones a flor de piel. Aquella fue una tarde de esas que luego se relatan a modo de aventura, los locales estaban abarrotados, con el sol en su mayor punto, las tripas resonando, nuestros bolsillos vacíos y como si fuese poco, el equipo al que apostábamos perdía 1 gol a 0. En medio de tanto, después de caminar horas, decidimos mirar el partido de pie en las afueras de un restaurant. Recuerdo borrosamente esa tarde pero, aún conservo el olor de la pizza que una familia compartía justo a nuestro lado, el sudor de Daniel recorriéndole la frente, y mi desgano cuando faltando par de minutos suplicaba por volver a casa. “El juego no termina, hasta que termina” me dijo cómicamente con una sonrisa y casi inmediatamente, Ramos anotó un gol que empató el partido. Ambos gritamos, nos abrazamos, olvidamos el hambre, el cansancio y nos dispusimos después a celebrar la victoria de nuestro equipo que en tan solo 18 minutos, dio una super remontada ganando 4-1. Ese día, en medio del caos, decidimos vivir la felicidad que nos proporcionaba ese glorioso momento. Así pues, creo que pasa con todo. Pasa cuando decidimos continuar con una relación a pesar de los errores y decepciones, escogiendo por encima de esto, las virtudes y recuerdos felices. Pasa cuando celebramos haber aprobado 4 materias y escogemos dar nuestro mayor esfuerzo en esa que nos aplastó el semestre. Pasa, a todos nos pasa.  

“Puede que lo que hacemos no traiga siempre la felicidad, pero si no hacemos nada, no habrá felicidad.” Albert Camus.

Extrañamente, pensé en todo esto cuando me servía un tazón de helado. En ese preciso momento, en la simpleza de aquel acto, me dije a mí misma “seguramente, la felicidad sabe a chocolate” y créanme, para mí, casi siempre es así. La felicidad a mí parecer, huele además a café y se escucha en la voz de Michael Stipe cuando canta Losing my religion. La felicidad la encuentro en la conmoción que me proporcionan ciertas producciones cinematográficas como Réquiem for a dream, About Time o la más reciente, La La Land. Felicidad es lo que siento cuando leo un libro fascinante, aún cuando la emoción que este genere en mí, sea de tristeza, como me sucedió con La insoportable levedad del ser o El Gran Gatsby. Felicidad es besar a mi persona especial en medio de sonrisas. Dormir desnuda en una noche fría. Así mismo, felicidad es mirar obras de Dalí, Hicks y Van Gogh, tener la dicha de saber que en algún momento de la historia, existieron personas tan extraordinarias. Felicidad es leer Durmiendo con fantasmas y quedarme en cama hasta después de las 10:00 a.m.  Felicidad es, también, escribir esto en la calidez de mi habitación, con Chopin de fondo y mis perros ladrando a las luciérnagas. Felicidad es y será siempre, lee bien, siempre… Lo que tú quieras que sea.  </div>