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Relatos de mi pueblo, capítulo 2. La ruda.

Continuando con los relatos de mi pueblo, en esta oportunidad el post aborda un tema relacionado con lo místico de una planta.

Desde hace muchas generaciones, quizá desde la época Poscolonial, se comenta que los lugareños escuchaban todas las noches un fuerte llanto, acompañado de ciertas particularidades, pues solo se presentaba este suceso a las 12 de la media noche, en la misma calle y se distinguía por su similitud a una mujer experimentando una terrible agonía.

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Curiosamente, los que decían salir a observar o curiosear a que se debía el intenso ruido, se desmayaban y con suerte vivían un par de días, luego de sufrir de fiebre, algunos incluso quedaban mudos sin poder articular palabra alguna.

Todos los habitantes se sentían atemorizados, sumado a ello, aquel evento paranormal parecía crecer en poder, los sollozos eran más fuertes y se escuchaba la frase: ¡Mis hijos, donde están mis hijos!

Por lo que en la villa se comentaba sobre la aparición de la Llorona Loca, así como también surgían ideas para detener el paso del mencionado espectro:

  • Bloquear el acceso a la calle.
  • Distribuir talismanes sobre la calle.
  • Realizar pequeñas fogatas en el trayecto de la calle.
  • Dispensar incienso u otros aromatizantes.
  • Colocar heces, y animales muertos.

Pero a pesar de estos fallidos intentos, el espíritu se hacía cada vez más fuerte, el rumor llegó a los oídos de un jefe indígena que vivía desterrado en la ribera del rio conocido como Machacal, éste escuchó a unos jóvenes hablar de este espeluznante suceso y sin mediar palabra apareció frente a ellos.

Estos malos espíritus solo se combaten con aromas fuertes de la naturaleza y el símbolo de aquel colgado de un madero les comentó. Pero los jóvenes huyeron del lugar, al llegar a la villa comentaron lo ocurrido a un señor feudal.

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Después de meditar mucho decidió enviar a dos de sus valientes hombres a buscar aquel indígena, fueron y lo encontraron escondido en una cueva, este al verlos les dijo las mismas palabras que a aquellos miedosos jóvenes: Estos malos espíritus solo se combaten con aromas fuertes de la naturaleza y el símbolo de aquel colgado de un madero.

Los mensajeros intentaron persuadirlo para que aquel anciano los acompañara, pero este repitiendo la misma frase, tomó en su mano izquierda una rama de ruda, que entregó a uno de ellos y con su otra mano dibujó una cruz en el suelo.

Aquellos hombres regresaron donde su jefe quien los hizo repetir siete veces lo ocurrido, luego el pronunciando la frase y mirando la rama de ruda, se dirigió a la plaza municipal a dar un anuncio.

Se escucharon las campanas de la parroquia y después de unos minutos llegaron los jefes de familia a reunirse.

El feudal tomó la palabra, comentó lo que los hombres habían escuchado del indígena y explicó con entusiasmo su plan:

Todos deben llevar a la calle donde se aparece la Llorona loca, toda la ruda que tengan en sus jardines, pues formaremos de esta planta una cruz enorme y nos libraremos de este tormento.

Así hicieron juntaron la ruda que tenían y con ella formaron sobre la calle una cruz enorme, al finalizar se despidieron todos pues la noche se aproximaba.

Llegada la media noche, se escuchó otra vez los mismos quejidos y las palabras: ¡Mis hijos, donde están mis hijos! Finalizada la frase una fuerte explosión sacudió el lugar. De pronto se escuchó una suave brisa y llovió.

Al día siguiente, las personas se asustaron al ver que no se encontraba la ruda en el lugar, sino una cruz de cenizas, pero comenzaron a alegrarse pues la Llorona Loca jamás volvió a aparecer en ese lugar.

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Los años pasaron y esa calle conserva aún el nombre popular de la ruda, pues solo los pobladores conocían esta historia, hasta este momento en que la comunidad de Steemit accede a ella.

Fin.

Hasta el próximo relato, si antes no desapareces al caminar en una cruz de ruda, saludos.

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