Ciencia y fe (parte IX)

La resurrección

Hablando de milagros es lógico pensar que fueron necesarios para aceptar a Cristo, y esta es la segunda manera de entender la palabra fe. La primera ya se explicó, es aceptar hechos por testimonios. El segundo sentido de la palabra lo usamos en la vida diaria cuando uno dice yo tengo mucha fe en un médico, voy a ir a él porque tengo unos dolores que me traen loco pero tengo mucha fe en él y estoy seguro que me curo. ¿Qué quiere decir esa palabra, fe? No quiere decir que va a aprender mucha anotomía del medico, quiere decir que va a poner su vida de acuerdo con lo que el médico le diga y que va a seguir sus instrucciones. Pues esto que es un acto de la voluntad, también hay que aplicarlo a la fe cristiana. Una vez conocida la realidad de Cristo, conocida su divinidad, conocida su enseñanza, es mi responsabilidad el decir voy a poner mi vida de acuerdo con esa enseñanza de Cristo.

Y por eso, esa fe, lleva a una entrega que termina siendo heroica como es el caso de los mártires, dando la vida por esa fe que se aceptaba. Cristo mismo dio la prueba del martirio de la cual hablaba con toda honradez, con toda sinceridad aunque le costaba la vida cuando dijo ante el sanedrín que sí, que era hijo de Dios. Los mártires han aceptado también la muerte por dar testimonio de la vida y resurrección de Cristo y todos los intentos de explicar cómo se forma la Iglesia son totalmente irracionales cuando uno dice si los que fundaron la iglesia se jugaban la vida y la perdieron por decir lo que decían, tenían que estar muy seguros de lo que decían, no lo hacían de broma.

Por eso, de nuevo vale la frase de San Pablo, “Si Cristo no hubiese resucitado nuestra fe seria una ilusión y seriamos los más miserables de todos los hombres” pero Cristo resucitó y este es el testimonio que dan. Nosotros que le vimos, le tocamos y comimos con Él después de que resucitó de entre los muertos, pues anunciamos lo que palpamos y vimos durante el periodo de tiempo hasta que el subió al cielo. Pues bien, esto quiere decir que Cristo vuelve a la vida. ¿Es eso lo mismo que decir la resurrección de Lázaro, o del hijo de la viuda de Naim o de la hija de Jairo? No, en el caso de estos milagros de Cristo, es una extensión del periodo de vida con todas las mismas limitaciones que uno tiene normalmente, necesidad de comer, dormir, se cansa. En cambio, en la resurrección de Cristo es un volver a la vida de una forma distinta en que el modo de existir se transforma para ser algo que va más allá de todo lo que nosotros experimentamos o comprendemos.

Primeramente una cosa muy clara, el ser humano o es alma y cuerpo o no es ser humano. Por tanto, es absurdo decir que se da una resurrección sin cuerpo. ¿Pero qué vuelve a la vida? ¿El alma? No, absurdo. Entonces como va a ser volver a la vida sin el cuerpo, que es lo que a muerto precisamente.

Por tanto la resurrección tiene que ser la totalidad humana, alma y cuerpo unida a la divinidad comienza a vivir de una manera nueva, y esa manera nueva es la que da que hacer a mucha gente. ¿Cómo puede ser cuerpo si entró en el cenáculo con las puertas cerradas? ¿Cómo puede ser materia si atraviesa paredes? ¿Cómo puede ser materia si aparecía y desaparecida instantáneamente? Pues bien, es aquí donde la ciencia moderna puede ayudarnos, por lo menos, a tener una mente suficientemente abierta a cosas que no entendemos en el proceder de la materia. La materia no es impenetrable. Para un físico se puede comprimir y compenetrar la materia sin limite. La materia puede ir de un sitio a otro sin pasar por el medio. Y esto ocurre todos los días en los laboratorios y muchos aparatos electrónicos que hoy usamos se basan en lo que se llama efecto túnel, que es que un electrón pasa de un sitio a otro y no pasa por el medio. La materia puede estar en varios sitios a un tiempo, y lo hacen también en los laboratorios en experimentos fáciles de reproducir. De modo que lo que puede hacer una partícula, que es materia, lo puede hacer por lo menos por voluntad de Dios y su omnipotencia, un conjunto de partículas y esto es lo que es el cuerpo humano.

De modo que lo que Cristo nos muestra es que hay un nuevo modo de existir en que la materia tiene la libertad de comportarse sin estar ceñida a las leyes de la física que se aplican a nuestra vida diaria pero no es contradictorio con la idea de materia. La resurrección es un cambio de modo de existir para ser como dice Cristo, como los ángeles del cielo, que ya no necesitan comida, ni aire para respirar ni una temperatura adecuada para existir. Si en nuestra vida actual el espíritu está ceñido a las necesidades de la materia, yo no puedo pensar bien si tengo sueño o tengo un dolor de cabeza o tengo mucha hambre, pues tampoco puedo decir que el espíritu deja de ser espíritu aunque esta ceñido por las leyes de la materia, de una forma equivalente, la materia comenzara a existir sin dejar de ser materia pero con la libertad propia del espíritu. Podrá existir sin estar ceñido el cuerpo a leyes físicas ni en un lugar ni en un tiempo. Sino como dice el catecismo, después de la resurrección, la realidad humana total de Cristo y la nuestra, comienza a existir fuera del tiempo y del espacio, en un modo que hoy no podemos comprender ni imaginar.

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