El euskera no procede del dogón

“El diario de Navarra” publicó un artículo titulado "El euskera podría proceder del dogón, hablado en Malí", reseñando un amplio trabajo de lingüística comparativa del profesor Jaime Martín.

La lengua dogón está diversificada en varios grupos humanos de tal manera que a veces entre unos grupos y otros no se entienden porque se han diversificado a lo largo de su historia.

Ese trabajo es otra “tesela” del gran mosaico que, aunque algo desenfocada, tiene gran importancia, ya que sostiene mi hipótesis y la apuntala firmemente.

Tengo que indicar que el vasco no procede del dogón aunque compartan semejanzas léxicas e incluso gramaticales. El dogón es un idioma que procede del Cáucaso y llegó a África siguiendo las grandes rutas de los desiertos, y sin duda tendrá rasgos lingüísticos del armenio, del georgiano y de otras lenguas karveliano-caucásicas, tanto en el plano léxico, como morfológico y sintáctico, ya que los pueblos hablantes de estas lenguas, incluso antes de ser perseguidos sus hablantes por ser cristianos, tuvieron que emprender la huida de sus lugares de origen a través de las grandes rutas por mar y por tierra hasta asentarse en núcleos humanos por todo el norte de África. Ahí se mezclaron con otras lenguas originarias de África. Por eso habría que deslindar en ellas los elementos de unas y de otras.
Asegurar que el vasco procede del dogón sería tanto como decir que el español-mejicano procede del sefardí o del guineano ecuatorial.

El euskera actual es multigenético, es el resultado de múltiples avatares lingüístico-históricos, por eso tiene elementos de lenguas prerromanas de Europa, pero sobre todo de lenguas caucásicas venidas a Europa en la Edad Media, como el Armenio; y todavía más del latín y las lenguas romances que se gestaron a lo largo de la Edad Media derivadas del latín vulgar.
Por eso, sin ser lenguas iguales, comparten muchas características tanto las 25 modalidades del vasco con las modalidades del beréber, como con las modalidades de las lenguas dogon.
Insisto: el vasco no procede del bereber ni del dogon, como se ha sostenido por varios lingüistas y genetistas, sino que todas, tanto las beréberes como las dogón comparten rasgos comunes procedentes de las milenarias lenguas caucásicas.

El mayor error cometido con la lengua vasca fue el de uno de mis maestros de Lingüística, Koldo Mitxelena, al mezclar todas las hablas euskaras para tratar de unificarlas artificialmente, cuyo resultado fue el euskera actual, el que enseñan en las ikastolas, llamado vasco batúa. Puede ser que desde otros puntos de vista, social, político, económico etc, fuera un acierto, ahí ya no puedo entrar porque como lingüísta no es mi cometido, pero desde el punto de vista científico-lingüístico fue un error monumental porque ha hecho un conglomerado lingüístico inextricable y ha hecho olvidar las hablas originarias de las distintas modalidades euskaras ; y es la causa de que cada vez se haga más difícil la investigación lingüística de todos los elementos que componen el idioma vasco.

Espero que con las lenguas dogon no se fabrique una lengua artificial común y unificada que sea "dogon-batúa", porque será la manera de poder estudiar mejor la procedencia de sus elementos lingüísticos y los lingüistas de próximas generaciones tengan más fácil que nosotros su estudio.

Las “teselas” del gran mosaico disperso, se encuentran en otros artículos publicados los dos últimos años.

La tesis más importante que sostiene y apuntala mi hipótesis es la del catedrático Koldo Zuazo, Prof. de la Universidad del País vasco, quien sostiene y demuestra que el idioma vasco de desgajó en múltiples dialectos a partir del siglo XV, lo cual es cierto. No sólo lo sostiene el profesor Zuazo, sino que ya lo sostenía mi maestro en la Universidad de Salamanca el profesor Koldo Mitxelena. Pero es absolutamente imposible que una lengua permanezca incólume, única y unida durante milenios hasta hace quinientos años y por arte de “birlibirloque” se desgaje en varios dialectos en el siglo XV. Fueron los armenios junto con algunos georgianos y otros cristianos caucásico-anatolios los que trajeron su lengua en la Edad Media que se empezó a desgajar en dialectos un poco más tarde.

Fijémonos en un ejemplo cualquiera que enseña el profesor Martín de su importante estudio: la palabra "hambre". El profesor Martín sólo relaciona "gose" (vasco) y "kose" (dogón)

La palabra "hambre" en armenio es "քաղց" y suena algo así como "kagse". Es la palabra originaria de la que derivan la palabra "kose" en dogón de Mali, y "gose" en vasco.

Un ejemplo hipotético: Si se suprimiera todo tipo de comunicación y dentro de cinco siglos alguien descubriera que en las Islas Filipinas, después de muchos avatares históricos acaecidos allí, un lingüista del siglo XXV observa que hablan una lengua aislada y desconocida en la que a la abertura en la pared se les llama “vintén” y a la entrada de una casa se le llama “purtén” y a los árboles se les llama “erbólis” y a las alcantarillas se les llama “ascanteréleo”;
y en el mismo siglo XXV, el mismo lingüista, descubre que en Guinea Ecuatorial, hay palabras parecidas: “vintúal”. “puntúal”, “erbólal”, “iscanterélal” y así registra mil palabras con ese rasgo de semejanza.

Y concluye que la lengua filipina del siglo XXV procede de África, del idioma primitivo de lo que fue Guinea Española: pues no… Las dos lenguas tienen mucho en común, aunque en español del siglo XXV, haya habido un proceso de reducción de finales (hoy inimaginable) con las soluciones: “ventán”, “portán” “alcantarellan”.

Un lego en lingüística, pero con mente abierta, me lo ha entendido perfectamente con ese supuesto tan simple, sin utilizar tecnicismos de lenguaje metalingüístico.

Ahora necesitamos lingüistas comparatistas jóvenes y listos que se empleen en profundizar en las leyes evolutivo-fonéticas y otros estudios lingüísticos que se harán interminables. Admítaseme la metáfora: El pozo es profundo. Hay que seguir cavando.

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