En la actualidad, vivimos en una sociedad competitiva y profundamente compleja, que nos demanda profesionalizarnos en un área de ocupación, y destacarnos como seres indagadores, innovadores, asertivos, proactivos y dispuestos al cambio. Sólo adquiriendo estos atributos, podremos sobresalir en esta sociedad demandante, y así alcanzar el éxito y la felicidad.
El coaching se presenta como una metodología para responder a estas necesidades, pues orienta a las personas en el aprender a aprender, a través de la introspección en el ser de cada individuo, la cual posteriormente se refleja en el hacer generador de los resultados deseados. En otras palabras, es un proceso de aprendizaje para la búsqueda del autoconocimiento, autoaceptación y el empoderamiento para el logro de metas y sueños.
El coaching permite encontrar en sí mismo la fortaleza para superar miedos, creencias y obstáculos, es decir, permite interpretar las barreras autoimpuestas desde el nacimiento, que mantienen al ser humano en un espacio de seguridad como impedimento de aspirar a una vida mejor. Cuando una persona transita el camino del coaching, abre su interior para develar sus miedos más profundos, y una vez que enfrenta y desactiva las creencias que lo limitan, se siente como una flor resplandeciente, que muestra todo su potencial al mundo que lo rodea.
El preguntar es una técnica fundamental utilizada por el coach, porque permite que el coachee encuentre las respuestas a sus interrogantes y las soluciones a sus problemáticas. La capacidad de saber preguntar es la diferencia entre el coach y otro profesional de la orientación o la consejería, pues no se trata de dar consejos al coacheado, sino de orientarlo a reflexionar sobre el origen de sus conflictos emocionales y los cambios necesarios en su vida para solucionarlos. Esta técnica tiene sus orígenes en la mayéutica de Sócrates, método a través del cual el filósofo orientaba a sus discípulos hacia la iluminación de su verdad, utilizando la dialéctica con sabiduría. En palabras de Máñez y col. (s.f.):
El método socrático, arte de la mayéutica o método de la partera (como comúnmente se le denomina) es la base metodológica del coaching. Así como la madre de Sócrates ayudaba a las mujeres a dar a luz, pero ella no paría, Sócrates ayudaba a encontrar respuestas en sus discípulos o interlocutores, pero no daba respuestas o soluciones. (p. 11)
Para ello, el coach utiliza preguntas abiertas como: ¿qué consigues con eso?, ¿qué puedes cambiar?, ¿qué sientes?; ¿para qué?, ¿qué te hace pensar así?, y evita preguntas cerradas o retóricas que mantengan al coach en un círculo de conflicto existencial. Por otro lado, tampoco se debe recargar al coacheado muchas preguntas, porque se puede sentir ofuscado o atacado. Si el coachee se siente abrumado por muchas preguntas, puede cerrarse al aprendizaje transformacional, como una gran flor que se niega a mostrarse en todo su esplendor.
Al principio de las sesiones, el coach utiliza esta herramienta para diagnosticar la situación del coachee, como sus creencias limitantes y las experiencias que las originaron; en el transcurso del aprendizaje las preguntas poderosas se orientan hacia descubrir, desafiar y desactivar las creencias limitantes, para luego integrar y afianzar las potenciadoras (cualidades positivas que las personas consideran en sí mismos), el establecimiento de metas y cambios en el accionar.
Es importante aclarar que la práctica del Coaching tiene un inicio pero no tiene un fin, porque una vez que lo incorporamos en nuestras vidas, sabemos que se trata de un aprendizaje constante sobre sí mismo: mis potencialidades a expandir, mis emociones a canalizar y mis creencias limitantes a desactivar; para siempre ir en la búsqueda del significado personal de la felicidad.
Las fotos fueron tomadas con mi dispositivo Lenovo en el Monumento la Flor de Venezuela, en la ciudad de Barquisimeto.
Si quieres saber más sobre la Flor de Venezuela, visita la fuente de las siguientes imágenes:
Separador y firma animada cortesía de @danielvehe
