Ya que @oizaguirrez nos pregunta: ¿Cuál es tu helado favorito? Me imagino que muchos de los participantes de este singular evento, no podrán decidir por un solo sabor, el cual debe llenar las expectativas al paladar, tan lleno de papilas gustativas, lo que hace diferir seleccionar al que más le gustó. Ellas (las papilas) son muchas para ponerse de acuerdo y se vuelven locas con la explosión de sabores que, en algún momento, han degustado un sabrosísimo helado.
No tengo que escribir que es una selfie tomada cerca de la plaza de “Las Banderas”
límite entre los municipios Maracaibo y San Francisco
Compre lo más barato porque no tenía cobres suficiente en efectivo
Desde muy pequeños, la gran mayoría hemos disfrutado de esta sencilla y refrescante merienda. Y me atrevo a decir, mucho más, los que vivimos acá en el caluroso Estado Zulia. ¡Es un rico dulce del verano!
Cuando escribo que es una merienda sencilla, me refiero a que solo es hecho con agua azucarada, colorantes y sabores artificiales o a base de frutas de temporada (mango, lechosa, parchita, limón, guanábana, entre otras…); todo lo cual, se mezcla, se envasa (en porciones individuales) y se lleva a la nevera, hasta llegar al punto de congelación y así le llamamos: “Polo”. Dicho nombre fue una marca registrada de helados, originario de Italia o España, que ha quedado en el lenguaje común del Zuliano.
Cuando pasa por la calle el “Polero”, nos referimos al señor vendedor de esos sabrosísimos helados, que no siempre tenía campanitas ¡Tilín… tilín! Algunos pasaban gritando: ¡Llegó el Poleeeerooooo…! Y cuánto muchacho escuchaba, salía corriendo a pedirle los cobres (dinero) a su papá, quién le daba un medio o una Locha para comprar la fría golosina. Yo fui uno de tantos “pelaitos” (como dicen los hermanos colombianos) que, solicitaba a mis padres su ayuda económica para luego deleitarme pasándole la lengua a tan delicioso manjar. Hoy solo me queda el recuerdo de aquellos días tan libres, despreocupados y hermosos de mi infancia; además, de la dulce experiencia que era comerse un Polo.
Según la referencia de la foto, el helado se llama (en ingles): “Popsicle with mint”.
Lo cual me recuerda que en el oriente del país, así le dicen: “Posicle”. Tal vez es el origen que deriva de tal palabra inglesa
Lo que no me gustaba, era cuando pasaba el otro “Heladero”… ¡Llegó el carrito de los helados! ¡Llegó el “Tío Rico” Tilín tilín…! Éste si traía campanitas y algunos con musiquita de parlante muy bulliciosa, que despertaba a quién sea cuando dormía la siesta de la tarde. Los helados eran muy ricos en verdad, más deliciosos que los artesanales del Polero, pero estos eran más costosos para el bolsillo de mi papá (eran de marca). Compraba tres o cuatro “Polos Morochos”, que tenía dos palitos de madera, los partía y nos lo entregaba un palito a cada uno. Era muy poquito helado para tantos hermanos, primos y vecinitos. ¡Les brindaba a todos! También compraba un “Pastelado” para mi mamá ¡Tan tierno él…! Muy ejemplar mi padre (Ricardo qepd). Y recuerdo que mi abuelita Chalía (la madre de mi padre), le decía: ¡Rico… Rico… cómprame un polo de fruta! Cuando se lo daba, ella dándole las gracias, le decía: ¡Tu eres rico como el Tío Rico! Y papá soltaba la carcajada…
También recuerdo mucho a mis difuntos abuelos maternos, allá en el oriente del país. Mi abuelita Mamá Pancha Mañez, vendía “Posicles” (que son el equivalente a las “tetas” de hoy en día) para colaborar con los gastos de la humilde familia de nueve hermanos, entre ellos mi mamá. Ella se paraba frente a su casa, allá en el lejano pueblo de Rio Caribe y gritaba con sabor oriental:
¡Posicle… posicle!
¡Sabor refrescante a Limón para el Varón!
¡También de dulce Piña para la bella Niña!
¡Y de Cola para los pequeños ángeles con aureola!
Y en verdad les digo, estos estribillos le funcionaban, vendía el mismo día todos sus helados. Pero… ¡Y siempre existen los “peros”! “Papaito” (mi abuelito Chelino), tan cultural él… Con su jocosa picardía, entonaba otro cantar:
¡Posicles… posicles!
Posicles de lechosa, pa’que no se te ponga hedionda la cosa… (era un viejito muy grosero)
En lo cotidiano de vivir en Maracaibo, está o estaba el disfrute por los famosos Cepillaos. Aún es una refrescante merienda, más gratificante para todo marchante que está por la calle haciendo sus compras… Existen muchas formas de hacerlo y presentarlo: raspao o cepillao, congelado en vasito (tipo frapé), con o sin leche condensada y pasas negras, con cuchara el “cepihelado” como los del “Popular Jesús Ríos”, toda una tradición llena de historias. También los muy famosos Cepillaos de San Francisco. Podría enumerar los muchos lugares donde venden estos sabrosos “hielos desmenuzados, saborizados y endulzados”, pero es mejor dejarlo a la imaginación del lector, porque sino, se hace largo el cuento.
Hace muchisísisimo tiempo, cuando apenas se asomaban las primeras espinillas en mi cándido rostro juvenil, vivía en la ciudad jardín de Venezuela, Maracay. Ahí, una vez al mes, al salir del liceo, pasaba por el centro comercial “CADA” y me compraba una hermosa copa rebosada con fresas acarameladas con helado de mantecado y crema batida, con una guinda roja en la sima… ¡xD! Yo solo en esa mesa, sin novia que me acompañara porque a todas en el liceo les parecía un “Nerd” ¡Mejor pa´mí… ni me preocupaba de eso a mi edad. ¡Fui y soy tan zanahoria, que todavía creo que soy virgen!
Y para terminar con tantos relatos y recuerdos que algunos hicieron “se me aguara el guarapo”; mi helado favorito sin remordimientos, es…
El delicioso “Magnum”
Este es solo para mí… No le puedo regalar uno a @oizaguirrez debido a que él es el mentor y jurado del evento, y luego le acusarían de “tráfico de influencias”
¡Si es que llego a brindarle uno…!