Playa San Luis - Cumaná, Venezuela. (Cámara: Canon 700D)Contemplar la belleza de la naturaleza nos trae paz y armonía. Cuando ves este tipo de escenarios la mente viaja y una profunda tranquilidad se manifiesta en nosotros, sencillamente: la esperanza viene. La belleza que nos brinda la naturaleza puede funcionar a nuestro favor, incluso siendo terapéutico. Tener en frente un escenario propicio nos puede ayudar mucho en nuestra evolución interna.
La naturaleza aplaca las angustia y cualquier otro malestar producido por las miserias materiales. No permitas que nada ni nadie te robe la paz. Busca llenarte de esa energía que el entorno te brinda. Seamos seres espirituales, desarrollemos eso en nuestro ser. El entorno posee una energía muy grande, por lo que debemos ser cuidadosos de nos dejarnos envolver por toda esa euforia.
Guatapé - Antioquia, Colombia.
Foto: @hectgranate (Cámara: Teléfono Sony Xperia)
Duitama, Boyacá, Colombia.
Foto: @hectgranate (Cámara: Teléfono Sony Xperia)
En muchas ocasiones buscamos la naturaleza como una escapatoria, nos retiramos para contemplar situaciones pasadas. Sin embargo, el simple recordar no nos llena del todo, en ese preciso instante donde los sentimientos conducen al vacío que nos ha dejado algo, consideramos el extrañar como lo más válido. Experimentar ese sentimiento en ocasiones puede ser algo doloroso, porque extrañar va más allá del recuerdo, es reconocer y aceptar que eso ya no forma parte de nuestras vidas. Toca reajustarse con equilibrio.
El sentimiento de extrañar no se puede expresar, es algo que se siente y se lleva allí dentro. Extrañar no es sinónimo de detenerse, tampoco es argumento para la inacción: Se debe seguir adelante.
