Querido amor
Escribirte esta carta no ha sido fácil, tomó horas de equivocaciones, tachones, una gran cantidad de hojas fueron desperdiciadas y más de una lágrima fue derramada en el proceso. Quizás puedo parecer cobarde al no enfrentarme a ti y decírtelo a la cara, pero mi única excusa es que si te miro una vez más, mi determinación se esfumará en un solo segundo.
Cada frase plasmada en esta carta puedes interpretarla como quieras, pues mezcla cierta cantidad de reclamos con gotas de resentimiento parte del lamento de mi corazón herido, que quiere hacerte entender, que esta mujer que siempre ha estado junto a ti, se ha cansado de cuidar tu corazón, se siente exhausta de proteger tu alma y el hastío la ha llevado a dejar de tratar de sanar tu consciencia, pues ha pagado un precio muy alto y en el camino a dañado su alma y corazón, por ello he decido dejar el papel en tu preciosa obra de trágico romance, ya es hora comenzar a pensar en mí como más que tu segunda opción.
Muchas veces en medio de la pasión me has comentado que soy la mujer más fuerte que conoces, dices que sin mí estarías perdido y con el corazón en un abismo, pero no es así, no soy tan fuerte como crees, las veces que he sido fuerte ha sido por ti, para no verte derrumbarte, pero me siento agotada de luchar por ambos, hoy he pensado que debo ser egoísta y pensar solo en mí. Porque al darte todo de mí, me olvidé que merezco a alguien que me quiera, me aprecié y que esté dispuesto a dar su corazón a cambio del mío, contigo me conformé con apoyarte desde las sombras y las mismas me llevaron a la oscuridad, a un sitio vacío y sin salida, donde ahora encuentro mi luz.
Me repites una y otra vez que me amas, pero tu dichoso amor solo es gratitud, tu mirada no es la de un enamorado, es de alguien quien posee un objeto útil del que simplemente siente algo más que apego. En un principio pensé que eso bastaría, pero desde hace poco ya no siento que sea suficiente, la razón es que mi corazón se ha reunido con la razón a mis espaldas y me han exigido un amor al 100%, uno que iguale e incluso supere al que estoy dispuesta a dar y, que suelo regalarte.
Mi corazón y mi alma me han gritado una y otra vez, que valgo lo suficiente para merecer una pareja que me quiera tal y como soy, alguien que me tomé como su única opción y no como un premio de consolación como lo has hecho conmigo.
No creas que te culpo por lo que ha sucedido, la verdad no necesito un juicio para saber que la única sentencia ante nuestro problema es que la parte acusada y única culpable soy yo, por aspirar a obtener algo de ti y nunca exigírtelo, por ser una ciega y no querer ver que tu corazón se haya encadenado a alguien más.
Fui yo la culpable por darte parte de mi alma sin garantías de recibir aunque sea un poco de tu corazón, soy la única que cometió el error de pensar que algún día podías amarme, todo producto del optimismo, la esperanza y hasta de la ingenuidad.
Mi estupidez en un tiempo me llevo a desechar aquella verdad que siempre flotó entre nosotros: el tiempo no bastaría para ganarme tu corazón, pues la voluntad no te envuelve cuando dices querer olvidar.
Si bien es cierto que esta carta es una despedida, no quiero que pienses que no estaré para ti, desde la distancia te apoyo y te deseo lo mejor, pero debes entender que no puedo anteponer tus sentimientos a los míos, no puedo perderme con la ilusión de tenerte algún día, porque simplemente no puedo ser la única en amar, me he cansado de esperar a que solo me veas a mí como más que un plato de segunda mesa, más que como tu segunda opción.
Esta carta esta inspirada en todos aquellos que hemos sido la segunda opción de alguien, que hemos antepuesto el corazón de nuestro ser amado al nuestro, esperando en silencio ser su única opción, aspirando a tener una importancia en su vida tan grande como la que ellos tienen en nuestro corazón.
Pienso que el amor siempre viene de nosotros y se esparce a los demás, por ello vamos a amarnos y comprendamos que tenemos tanto valor como un diamante y por ello debemos ser tratados como tal, todos merecemos ser la primera y única opción de alguien.
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