Todas las noches me escondo bajo mis sabanas, puedo parecer un cobarde, pero quien no haría lo mismo si cuando el reloj marcara las 2:10 a. m., una voz te atormentara diciendo: “tu fin está por llegar”; no debería temer pues bien que lo merezco, he realizado miles de fechorías durante mi vida; robos y asesinatos, han enmarcado mi existencia desde pequeño, para eso nací y fui entrenado.
Escucho un ruido muy parecido a unas cadenas rodando por el piso, de pronto, algo retira mis sabanas y una sombra se coloca sobre mí; el olor a azufre, sangre y algo que no puedo definir me invade, luego siento unas garras sobre mi pecho desgarrándome lentamente, el dolor es tan insoportable que gimo de agonía, por un momento, siento que todo ha acabado, pero no es así, mi piel se quema; grito pero no sale nada de mi voz, a mi lado mi esposa se encuentra impasible, miro al espejo y no parece pasar nada, sin embargo, tal ente del mal parece escuchar mis pensamientos y puedo escuchar su regocijo mientras dice con voz profunda:
-Soy hijo de tu maldad, tú me creaste, ha llegado la hora de que pagues por lo que has hecho, cada noche vendré, el dolor y la desesperación se intensificarán, esto es solo el principio, y cuando creas que morirás no te dejaré, tu sufrimiento será eterno.
Grité solo para confirmar que me encontraba en una pesadilla, una escena de terror de la que solo yo, sería participante y espectador.
Este microrrelato fue realizado con la finalidad de participar en el Concurso de Microrrelatos de Terror #MicroTerror256 en su semana 4 que nos trae como tema principal "El ente", si se animan a participar les coloco el link por acá.
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