Somos los intérpretes de la esencia, de aquello que no es ruidoso. De lo que reside dentro de cada uno desde antes de nacer, hasta después de morir. Somos traductores de los sentimientos, tanto de la ira como de la felicidad, del amor y de la tristeza, de la ignorancia y de la inteligencia. Somos exploradores, vagabundos y soñadores. Somos grandes y pequeños a la vez, distintos pero semejantes.
Somos buscadores y pensadores, sensibles y duros... Somos todos artistas en esta vida, independientemente de la calidad de nuestras obras, de si somos reconocidos o fracasamos, de si nos mostramos al mundo o si vivimos en el anonimato, de si lo hacemos por deseo o por monedas, por necesidad o por obligación... Somos todos artistas en esta vida, cada uno a su manera, porque sin duda alguna, estamos todos hechos de la misma esencia.