Tuve la desdicha de experimentar recientemente este sentimiento, cuando fui a despedir a un amigo que ha sido como un hermano para mi, el cual se dirigía a Colombia. Era la primera vez que acudía a un terminal para despedir a alguien que se va lejos a conseguir una mejor vida, por lo que me pude percatar de la gran cantidad de personas que se encontraban allí, muchas de ellas familiares quienes acompañaban a sus nietos, a sus hijos, a sus primos,a quienes, al igual que yo, iban a despedir.
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Comencé a pensar sobre lo que estaba pasando y me di cuenta de que el momento mas duro es cuando ves a esa persona mientras aborda ese avión o ese autobús, donde te das cuenta de la realidad de las cosas, de que no lo vas a ver por un tiempo, de que no estará a la vuelta de la esquina, que no lo veras con frecuencia como lo hacías antes, que lo que vivieron y compartieron quedaran como hermosos y preciados recuerdos hasta que un día se vuelvan a encontrar.
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Es duro el pasar por este tipo de despedidas y mas aun lo debe ser para esas mamas y esos papas que dejan ir a sus hijos quienes han estado toda la vida con ellos, ese dolor por no estar cerca de ellos, por no darles un abrazo o un beso, o por no compartir un desayuno como lo hacían todo los días, a pesar de la tristeza que se vive, del dolor, debemos intentar ser positivos, ser optimistas y pensar en que todo ocurre para un bien mayor, que mas adelante las cosas mejoraran y que pronto volverán a encontrarse de nuevo.