El petróleo en Venezuela, ¿Bendición o maldición?

El petróleo en Venezuela, ¿Bendición o maldición?



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Desde la aparición del petróleo en nuestro país, los gobiernos han adoptado una actitud paternalista, donde "Papá Gobierno" le concede a sus hijos o conciudadanos todos sus deseos. Debido a la rentabilidad, que en aquella época, representaba la explotación petrolera, el Estado tomó varias decisiones erradas que hoy en día nos pesan enormemente, entre ellas, los impuestos eran bajos y la gasolina no costaba nada.

El valor de la moneda era tan estable que 1 bolívar llegó a costar 1 dólar, las reservas internacionales estaban en su mejor punto, los ingresos derivados del petróleo y sus derivados eran imponentes, la inmigración era de puertas abiertas, quien quiera que sea que deseara venir a Venezuela podía hacerlo sin requisitos, sin restricciones.

Entre la fiebre del "Oro negro" (como se le llegó a decir al petróleo), y una economía pujante, prometedora, dónde otros tesoros como el oro, el turismo, la agricultura, la ganadería, la producción de otros de bienes y servicios derivados de su mayor industria (la petrolera), un clima tropical exuberante, la belleza de sus parajes y lo alegre de su gente, atrajeron a miles de personas de muchos países a instalarse y a trabajar en nuestra nación.

¿Y entonces, qué le pasó a Venezuela?, ¿Por qué no es una nación próspera?


"Porque igual que a un muchacho mimado, sus padres no lo dejaron trabajar, todo se lo daban, se lo regalaban y no le pedían nada a cambio. Como nunca tuvo la necesidad de trabajar, no se acostumbró a ello, y cuando ya papá no lo pudo mantener, éste hizo que se endeudara para pagarle sus gustos, llevándolo a la quiebra y con un montón de deudas, obligándolo a mendigar o a hacer trabajos de muy poca remuneración."

Perdonen la metáfora, pero no encuentro otras palabras como describir la desgracia que trajo el modelo rentista petrolero a nuestro país.

Pero para llegar a esto, debemos primero analizar algunos elementos.


El petróleo y su renta.


Si un país se gasta lo que recibe, es decir, vive "al día", sin pensar en el futuro, sin hacer inversiones, está condenado a la esclavitud, a estar dependiendo de que otro país te pague el petróleo que te compró, pero que te pague rápido y bien pagado. En cambio, si un país, guarda los recursos que genera, si invierte para el futuro, estará garantizando el bienestar de su pueblo. Pero, ¿para qué guardar si hay tanta necesidad?, eso es cierto, pero también lo es el hecho de tener que diversificar los ingresos.

Por ejemplo, desde que tengo uso de razón, en Venezuela se quema el gas que emana de los pozos petroleros (los mechurrios que vemos por doquier) en vez de procesarlos y vender ese gas, pero decisiones como "por ahora lo quemamos y luego vemos", por ahora es suficiente lo que ganamos por el petróleo.


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Otro aspecto, que a mi juicio fue un error garrafal, fue cuando el Estado decidió mantener bajos los precios de la gasolina, "no era necesario aumentarla ya que la producimos". Las consecuencias de no hacer los ajustes de este derivado del petróleo cuando los mercados internacionales lo hicieron, es que hoy, aunque quisiéramos hacerlo, representa un gran desequilibrio del presupuesto de los ciudadanos, ya que todo se mueve a través del transporte y un incremento en el combustible representa un aumento de los costos de este servicio. Si se hubiesen ajustados los precios de la gasolina a la par de los incrementos internacionales, las personas fueran más prudentes con su presupuesto y no hubiesen despilfarrado tanto.


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Un célebre Venezolano, Arturo Uslar Pietri, en una publicación realizada en el diario caraqueño "Ahora", 14 de julio de 1936, llamó a ["sembrar el petróleo"](https://digopalabratxt.com/2017/05/16/sembrar-el-petroleo-por-arturo-uslar-pietri-caracas-1906-2001/). Angustiado por la economía destructiva en la producción de nuestra riqueza petrolera, sin preocuparse de mantener ni reponer los inventarios de energía, sacrificando el futuro al presente, o lo que es igual en términos del fabulista "se asemeja a la cigarra y no a la hormiga".


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Transformar la renta petrolera en inversiones agrícolas y ganaderas, estimular la investigación científica y moderna, repoblar bosques, construir las represas necesarias para regularizar la irrigación de las aguas, industrializar la tierra y sus cultivos, incentivar las asociaciones en este sector, nos hubiesen ahorrado tantos dolores de cabeza.

La Política.


La política en nuestro país ha tenido un papel fundamental en la crisis que vivimos actualmente, pero no vamos a dedicar este espacio a criticar personas, sino decisiones.

Hacen muchos años, las políticas internacionales se centraban en firmar acuerdos de cooperación donde entre un grupo de países acordaban precios del petróleo y sus derivados, por no poseer la transferencia tecnológica adecuada, dependíamos de empresas extranjeras que explotaban nuestros recursos sin calificar nuestras manos para tales propósitos. Luego de ello, vino la nacionalización de las empresas mineras en Venezuela, la tan anhelada transferencia tecnológica. Se endeudó al país con créditos internacionales para pagar a los extranjeros las inversiones hechas en nuestro suelo, y se les pagó todo lo que se les debía en su momento.


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Sin embargo, en la política, siempre se ha jugado a desbaratar los logros de los gobiernos de otros partidos para salir como salvadores de las supuestas catástrofes, acusando a los primeros de tomar malas decisiones en pro intereses personales, y así ha sido nuestra historia política, una constante guerra entre un partido y otro, haciendo sufrir a los ciudadanos, a su propia gente, para llevarse glorias inmerecidas y representar seguridad y futuro.

Como resultado de dichas acciones, y con el objeto de mantener el control y el poder de un país, se han regalado casas a doquier, se han adoptado políticas coercitivas hacia los empresarios, a quienes acusan de explotadores y verdugos, ahogandolos con medidas salariales impagables que han desencadenado niveles inflacionarios inimaginables.


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Entre las decisiones tomadas en pró de "un pueblo hambriento", se han expropiado empresas y fincas y han sido cedidas a grupos de personas sin preparación, sin conocimiento y con parca experiencia para que las manejen, quienes en su desespero por la inminente ineptitud en sus funciones le han sacado lo mejor que han podido en beneficios personales y dejándolas en la más espantosa e irrevocable ruina.

Ante un gobierno indolente, ante la inseguridad jurídica, ante la escasa inversión internacional, ante la limitada producción alimentaria y de medicinas, ante una inflación inimaginable, se ha producido un éxodo de Venezolanos, quienes en un intento por conseguir alimentarse como es debido, tener los medicamentos para sus familiares enfermos, han decidido emigrar a cualquier otro país, abandonando sus casas, dejando a sus seres queridos con la promesa imprecisa de volverse a encontrar, familias enteras desintegradas por la necesidad de obtener recursos que les permitan subsistir.


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Algunos se fueron antes, por avión, a países donde podían iniciar una nueva vida, con capitales que les permitían emprender nuevos caminos, otros tomaron otras formas, por carretera, haciendo escalas, con menos recursos pero una maleta llena de sueños, ahora, muchos desesperados caminan grandes distancias entre una ciudad y otra, trabajando de lo que encuentren (si consiguen algo) para subsistir.


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Estas medidas han llevado a ese niño mimado llamado pueblo, quien por tantos años fue el "consentido", a despertar de su letargo, y a darse cuenta que más que un beneficio, le hicieron el peor de los daños, haciéndoles creer que siempre estaría todo bien, que no hacía falta que trabajara, ni que estudiara, que la vida era una novela rosa...

¡Y todo empezó con el petróleo!


@fjjrg

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