Hace un par de años no me hubiera atrevido a compartir este tema ni por asomo y mucho menos en una red social, pero bueno el tiempo pasa y las personas cambian algunas para bien y otras, bueno no tanto.
Ser diagnosticado con trastorno mixto de ansiedad y depresión es una de las noticias más desalentadoras que te puedan dar, está bien que tengas un diagnóstico y te sometas a un tratamiento, pero es muy delicado etiquetar a las personas y una vez te han dado esa marca ya es muy difícil quitársela de encima.
Lo que me impulsa a realizar esta publicación es el intentar concientizar y compartir mi experiencia a las personas que alguna vez hayan encontrado a una persona que sufra de este trastorno. Que sea una enfermedad de origen mental no sugiere que debas sentirte o hacer sentir a los demás de manera incorrecta, esa es mi motivación, el dar a conocer el otro lado de historia.
Me diagnosticaron con esta enfermedad hace 10 años y para aquellos que aun desconozcan de qué trata este asunto acá va una pequeña información de nuestra buena amiga la Wikipedia.
“El término médico hace referencia a un síndrome o conjunto de síntomas que afectan principalmente a la esfera afectiva: como es la tristeza constante, decaimiento, irritabilidad, sensación de malestar, impotencia, frustración a la vida y puede disminuir el rendimiento en el trabajo o limitar la actividad vital habitual, independientemente de que su causa sea conocida o desconocida. Aunque ése es el núcleo principal de síntomas, la depresión también puede expresarse a través de afecciones de tipo cognitivo, volitivo o incluso somático. En la mayor parte de los casos, el diagnóstico es clínico, aunque debe diferenciarse de cuadros de expresión parecida, como los trastornos de ansiedad. La persona aquejada de depresión puede no vivenciar tristeza, sino pérdida de interés e incapacidad para disfrutar las actividades lúdicas habituales, así como una vivencia poco motivadora y más lenta del transcurso del tiempo.”
De la infinidad de definiciones que podemos encontrar en libros de medicina, internet, etc., etc. básicamente lo podemos definir como el estado en el cual la tristeza altera el estado de salud de una persona tanto física como mentalmente, llevándola a alterar su comportamiento y afectar su calidad de vida.
Incontables consultas, médicos, tratamientos y demás he tenido que soportar, lidiando esta infame carga, existen muchas historias que contar entorno a esto pero no es necesario en esta ocasión hablar de esos sucesos.
Si me pongo a rebuscar entre las cantidades exageradas de hojas que conforman mi historia clínica varias veces puedo ver como un diagnostico resalta y es el de trastorno mixto de ansiedad y depresión, ¿Qué porque no solo es depresión? Sería buena pregunta para consultar al médico, aunque parece que mis síntomas y padecimiento se encierran mejor al mencionar ansiedad y depresión.
Que me pongo ansioso cuando estoy deprimido o que me pongo deprimido porque estoy ansioso es una ruleta que parece turnarse entre crisis, la verdad es curioso ahora que lo pienso que una persona que cae en el fondo de la tristeza pueda sentirse ansioso, pero la angustia tiene tintes de ansiedad y pues acá tenemos como resultado entonces la dupla siniestra.
Una persona cuando es diagnosticada con una enfermedad mental rara vez queda en una sola “etiqueta”, y volviendo de nuevo a la montaña de historias clínicas me encuentro también con la palabra “distimia” la cual es un estado crónico de melancolía y tristeza pero sin llegar a poner en riesgo la vida de aquel que la carga.
Acá nuevamente un poco de información sacado de la vieja confiable.
“La distimia (del griego clásico δυσθυμία ‘mal humor’), también llamada trastorno distímico, es un trastorno afectivo de carácter depresivo crónico, caracterizado por la baja autoestima y aparición de un estado de ánimo melancólico, triste y apesadumbrado, pero que no cumple todos los patrones diagnósticos de la depresión. Se cree que su origen es de tipo genético-hereditario y que en su desarrollo influirían factores psicosociales como el desarraigo o la falta de estímulos y premios en la infancia, entre otras causas.”
https://es.wikipedia.org/wiki/Distimia
La información no varía de una fuente a otra, alguna se empantanara de manera más técnica y con una jeringosa muy compleja que pareciese más la receta de una horrible comida exótica.
En este duro recorrido, entre medicamentos, doctores, terapias y crisis es fácil empezar a cuestionar las cosas de un modo diferente ¿Qué hace parte de mi enfermedad? ¿Qué hace parte de mi persona? Son las preguntas más difíciles de responder.
¿Cuantos trabajos, relaciones y momentos se han echado a perder por culpa de una crisis?
¿Cuántas han sido las personas que se han alejado como si uno fuera un leproso (con el perdón que se merecen)?
¿Cuántos días desperdiciados en la oscuridad de un cuarto sintiéndose morir pero sin poder?
El terror a la muerte nos acompaña durante toda la existencia y el contemplar acabar con la vida es un acto abominable ante los ojos del mundo, pero ¿qué más puede pedir una criatura que en un determinado momento no le encuentra sentido al mundo, a la vida, a los placeres mundanos, a aquel que no puede contemplar la alegría es su majestuosidad radiante, para que seguir existiendo en un mundo que sentencia a los más débiles, un mundo que los asfixia por no saber la forma correcta de lidiar con la presión? cuando sencillamente ya no puedes más.
Posiblemente esas últimas líneas parezcan una excusa a un comportamiento “infantil” e “inmaduro” ante ciertos ojos pero es una leve descripción de lo que podemos sentir y pensar aquellos que llevamos esta enfermedad.
Si alguien tiene sospechas de estar sufriendo depresión o conoce a alguien que la pueda estar sufriendo daría mi vehemente consejo para que acudiera primero a un psicólogo antes que un psiquiatra, y acá mis razones
Si la situación amerita, ya sea porque los síntomas físicos son demasiado difícil de controlar se bebería llevar siempre un trabajo entre ambos profesionales, no solo nos podemos quedar en la inmediatez de las pastillas o las gotas, un resultado rápido siempre lo he comparado como tratar una pierna rota con solo curitas y vendajes.
Ingenuamente pensé que las pastillas eran la curación pero lo único que hacen es hacer más llevadero el mal, aunque esto no deja de implicar un peligro por el consumo de esas drogas que no dejan de tener sus efectos secundarios.
Tantos años y tanto malestar sirven para aprender a separar la paja de la hierba, y el empezar a conocerse a sí mismo y sobre todo la sinceridad es lo fundamental si uno quiere empezar a dominar a ese perro negro que nos acompaña a todas partes.
Como mencionaba anteriormente entre diagnósticos rebuscados y opiniones medicas es fácil perderse, y ver alejada lo que alguna vez fue nuestra personalidad ¿Qué es realmente la enfermedad y que somos realmente nosotros? ¿Está mal ser alguien sensible que hasta ahora se da cuenta que empieza a cuestionar la vida de una manera profunda? Tal vez si exista algo de malo en esto y es que si se empieza a cambiar los hábitos naturales y esto conlleva a poner en riesgo la salud, bienvenido al club de la depresión.
Sin embargo como ya dije, si solo eres alguien susceptible y exageradamente empático que no resiste ninguna forma de ambiente estresante o trato hostil solamente se es eso, una persona que piensa, siente y actúa en consecuencia, de una forma sensible lo cual desgraciadamente ahora pareciese que se considera un defecto.
Al final de cuentas no pretendo ser al médico del diablo ni mucho menos pero si alguien conoce a un ser querido o allegado que crea que puede estar sufriendo de alguna clase de tristeza profunda y es demasiado prolongado este estado, es mejor no dudar ni un solo momento para pedir ayuda profesional.
La depresión no es algo que se lleve solo, es algo que arrastra y sumerge a las personas que están alrededor, y es acá donde la ayuda con pequeños auxilios y actitudes pueden hacer el cambio, el respetar el silencio, el llanto y ser un observador paciente es mucho más eficiente que el empezar a emitir juicios y opiniones mal pensadas que probablemente lo único que puedan hacer es empeorar el estado de depresión, una crisis es algo muy delicado y cualquier palabra cuenta, lo mejor es esperar y actuar cuando sea necesario.
Por otra parte las cosas que me han servido para salir ampliamente de esa condición son actividades sencillas como
Son cosas muy pero muy sencillas, y son perfectas para cuando no estoy en un estado de crisis, -ahí solamente se puede soportar y esperar a que pase la tormenta- y el realizar estas actividades me han ayudado bastante y sobre todo la meditación, en mi experiencia muchas depresiones se podrían curar si empezáramos a tomar la vida con calma y sin acelerarnos atropelladamente en un mundo tan frenético.
Mucha tela habría que cortar acerca de esta experiencia y si alguien me preguntara si realmente me he curado yo le respondería que aún no, aún hay momentos donde una tristeza y un agobio inmenso lo inunda todo y no me deja seguir, pero en vez de quedarme hundido en el barro simplemente me aparto un instante del camino y espero a que pase el mal tiempo, aprender a tenerse paciencia también es muy importante y una vez se aprendan a manejar ciertas herramientas ya las crisis se convierten en “microcrisis” como me gusta llamarlas, a veces los que me rodean no las perciben, así que eso es una ganancia para mí.
Espero haya sido de tu agrado esta lectura acerca de un tema que desafortunadamente aún se considera tabú y que ojala nunca tengas que pasar ni como paciente ni como familiar por esta clase de enfermedad, hasta una próxima entrega.
