Y te vas, dejando solo las ganas
de amanecer contigo todas las mañanas,
de amarte todas mis madrugadas,
y te vas, dejando solo palabras que hicieron soñar despierto
a este corazón que ha quedado tan desierto.
Y te vas, dejando lleno de besos mi colchón y mis huesos,
y te vas, dejando tu aroma en mi almohada y en mis dedos,
y te vas, dejando un vacío que se convertirá en hastío.
Y te vas, dejando solo esta incertidumbre
de este amor que nunca ha sido
y no importa qué tanto la vida nos haya unido
siempre está ahí ese destino, para armar varios líos
y separar lo que Dios jamás ha prometido.
Y te vas, dejando un corazón gravemente confundido
que no sabe si esperar para así algún día vivir este amor
como siempre hemos querido.
Amor de antaño
Entregar todo con pasión
Otras publicaciones:
Incógnitas
El límite es un cuento
Ella es ausencia en su presencia
Soledad
Tiempos tardíos