I.
He encontrado un espacio
Un rinconcito
Donde ya no te extraño.
Donde los días pasan,
Camino,
No tengo miedo
Porque ya no llevo la cruz cargada en mi hombro.
Quedan cucharas amargas por tragar,
Que el tiempo nunca borrara.
Pisadas que recorrer,
Mares que habitar.
Pero he lamido cada una de mis heridas
Y no hay quien pueda conmigo
Me he otorgado el don de la autovaloración.
Yo era un barco
Que flotaba
De felicidad
Y tú eras el iceberg
Que quería hundirme
Enterrarme.
Y cuando más me hundías
Más cerca estaba de encontrarme.
Quisiste quitármelo todo
Y te quedaste sin mí
He sangrado
Pero he cicatrizado,
Y me levanto
El cielo aclara,
Y yo me paro
Justo
En ese lugar
Llamado
Y lo que una vez te privo
Lo que una vez fueron rasguños,
Heridas de bala,
Hoy son cicatrices de guerra.
Mi guerra.
Y ahora nuestras manos
No encajan
No hay compenetración
Se ha espumado.
El amor
Se transformo
En un manta
Un café
Un libro
En mis viernes
En soledad
En mí.
II.
Soy el lugar perfecto
Donde siempre querrás volver
Y tú eres
Desierto inhabitable
Al que nunca volveré.
Y ahora se
Que cada una de las veces que te dije
Quédate
Se traducen a un
Vete,
Por favor.
Pero si existe un momento de lucidez en ti,
Entiende que
Nunca me perdiste
Dejaste que me marchara.
Todas las fotografías son parte de un trabajo colaborativo.
Fotografía Christian Mijares
Cámara Nikon D60
Poema de mi autoría