Un saludo cordial a todos los miembros de la prestigiosa comunidad HIVE.
Los seres humanos estamos habituados a consumir alimentos de origen vegetal, de forma selectiva, desechando muchas partes que consideramos no comestibles, ya por razones de higiene, por estética y muchas veces por tener exceso de alimentos disponibles.
Es común, creer que las partes comestibles son las semillas y los frutos, pero en realidad toda parte u órgano de un vegetal que actúe como órgano reservante puede servir de alimento.
Hojas comestibles.
Tubérculos de papa, un tallo subterráneo.
Recordemos que un órgano reservante es toda parte del vegetal, morfológicamente definida, capaz de almacenar sustancias nutritivas como los carbohidratos y el agua, con el fin de ser utilizados en épocas de condiciones ambientales desfavorables.
Las hojas y tallos de la orquídea se han modificado para actuar como órganos reservantes.
Lirios, mostrando sus bulbos subterráneos (tallos), con yemas germinativas y capacidad de reserva.
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Es necesario destacar que nuestro criterio de cuáles son los órganos reservantes de un vegetal es limitado, y debemos tomar en consideración la opinión más amplia, que tienen todos los demás miembros del Reino Animalia, que habitan los espacios naturales.
Frutos envainadores de una leguminosa, portadores de las semillas y el embrión.
Cebollin, una hierva con sus ramas y tallos convertidos en órganos de reserva.
En el aprovechamiento de los órganos reservantes juega un papel fundamental el nicho ecológico que ocupa cada especie, lo que permite que a partir de una misma planta se puedan alimentar diferentes individuos no afines, usando diferentes órganos, evitando la competencia interespecífica, lo que permite el flujo de la energía dentro de los ecosistemas.
Fruto y semillas de la ceiba barrigona (Hura crepitans), mostrando la acción de insectos pasadores, que toleran el veneno de esta planta.
Imaginemos un árbol de mango (Mangifera indica), con todos sus órganos, y veamos a quien le sirven de alimento.
En primer lugar, está el propio árbol, que aprovecha la luz solar, la clorofila, las sales minerales, agua, dióxido de carbono, etc., para realizar la fotosíntesis, produciendo una molécula compleja, de tres átomos de carbono, con enlaces de alta energía, llamada gliceraldehído-3-fosfato (G3P), que se considera el primer “producto final de la fotosíntesis, y que puede ser utilizado como nutriente intermedio por las células del vegetal.
A medida que el árbol cubre sus necesidades energéticas, comienza a transformar la G3P, en moléculas carbohidratadas de seis átomos, tales como la glucosa (C6H12O6), o fructosa (C6H13O9P), que es almacenada en vacuolas de reserva, para ser usada cuando el metabolismo celular así lo requiera, guardando el excedente, en órganos reservantes, que en el caso del mango, los guarda en la corteza , hojas, flores y fruto.
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Los seres humanos, al igual que los loros, pájaros, y muchos insectos acostumbramos a comer la pulpa (mesocarpio), de los frutos del mango, a diferencia de animales como los ratones, picures y lapas (roedores), que les gusta en mayor medida, la almendra, que está dentro de la semilla, la cual contiene el embrión de la planta.
Los bachacos y hormigas cargadoras, prefieren acarrear las flores del árbol del mango, que usan para alimentar sus hongos dentro de la colonia, a diferencia de otros insectos, como los del Orden Hemiptera, que usan su estilete para succionar la savia, perforando las hojas, y ramas tiernas.
Esta estrategia de aprovechar todas las partes del vegetal, se repite con diferentes árboles, hierbas y arbustos, en los espacios naturales, en función del nicho ecológico que ocupan, de modo que muchas especies se alimentan de diferentes partes de un mismo vegetal sin tener que confrontarse, en rudas peleas.
Otro ejemplo lo constituye el arbusto, enredadera, conocido como parchita (Passiflora edulis), cuyas hojas son devoradas por las orugas de la mariposa Agraulis vanillae.
Los frutos de la parchita son usados como fuente de alimento por aves, de todo tipo, insectos perforadores, como escarabajos (coleópteros) y chinches (hemípteros).
Como pueden notar, todas las partes de las plantas fotosintéticas, que reserven nutrientes, pueden ser usadas como alimento, independientemente de la especie, y de la parte del vegetal que sea consumido, permitiendo así, que diferentes especies convivan en armonía, dentro de un mismo ecosistema.
Las ramas y tallo del cactus sirven de órgano de reserva de nutrientes y agua, muy estimado en las zonas de matorral xerófito.
Ali Riera
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