En nuestros tiempos sabemos que quien infrinja la ley deberá pagar con la cárcel, algo que vemos como común y corriente en nuestros tiempos pero hubo un tiempo que esto era muy poco probable para alguien que cometiera alguna falta o que fuese considerado un traidor ya que el librarse de un castigo no era tan sencillo como lo podríamos llegar a creer.
Ahora bien, para aquellos que se les demostrase algo como infringir la ley o ser encontrado como un traidor le esperaba algo difícil como una pena que tenía que pagar por medio de instrumentos de tortura ¿instrumentos de tortura? Si, era nada más y nada menos que maquinas con un mecanismo muy rudimentario las cuales podían hacer mucho daño físico a modo de tortura hasta acabar con la vida de aquella persona que fuese sometida con una de esas máquinas.
Instrumentos como la orca la cual todos conocemos como en donde por medio de una plataforma se posaba la persona condenada, se le colocaba una cuerda alrededor de su cuello y por medio de una palanca se tiraba y la persona quedaba colgando hasta romperse el cuello y morir en el acto, suena cruel pero era una de las maneras de aplicar la justicia en tiempos medievales lo curioso es que estos actos lo hacían frente a la mirada de personas a modo de intimidación.
Instrumentos como la guillotina, el toro de bronce en el cual introducías a la persona atada de brazos y piernas, podrías llegar a pensar ¿qué tiene eso de malo? Pues bien eso no tenía nada de malo lo malo era que una vez la persona era introducida se procedía a colocarle fuego en su parte inferior hasta ponerse al rojo vivo, imagínate eso y así como este arcaico instrumento de tortura eran muchos los que se implementaban para someter tanto aquellos que eran acusados de cometer algún delito como aquellos que en tiempos de reyes eran considerados traidores, por suerte en nuestros tiempos eso no se usa sino en ¿que se hubiese vuelto esta sociedad? Por suerte ya eso no existe.
