Las bengalas de Iridium son una visión familiar para los observadores del cielo: los brillantes destellos tienen lugar cuando la luz del sol rebota en los paneles solares de los restantes satélites de órbita baja que se lanzaron como parte del primer sistema de comunicaciones de Iridium. Ahora, un investigador involucrado en la búsqueda de inteligencia extraterrestre se pregunta Qué destellos similares más lejos podrían significar, tal vez un artefacto alienígena brillante o una nave espacial?
Para averiguarlo, calculó lo que podría parecer una "tecnofirma" brillante. Comenzó con la observación de que a pesar de que una superficie reflectante se puede ver desde muy lejos, nuestra capacidad de verlo desde la tierra depende de la superficie, de qué manera se orienta, si está girando, y la sensibilidad de los telescopios ligados a la tierra. El telescopio panorámico y el sistema de respuesta rápida (pan-STARRS1), un telescopio de 1,8 metros en Haleakala en Hawái que escanea el cielo en busca de objetos potencialmente amenazantes de la tierra, por ejemplo, podría detectar un espejo del tamaño de una montaña rusa a 1 unidad astronómica , la distancia entre el sol y la tierra, si estaba girando lentamente. Para que pan-STARRS1 vea un espejo de rotación rápida a la misma distancia, tendría que ser del tamaño de una cancha de tenis.
Dadas estas variables, el investigador estima que habría que ser millones de espejos a través del sistema solar interno para ver uno en una sola exposición pan-STARRS1, que informa hoy en el servidor de preimpresión arXiv. Esas probabilidades podrían subir centrándose en puntos de Lagrange, sumideros gravitacionales donde el detritus alienígena podría acumularse. Si sólo unos pocos cientos de espejos estuvieran presentes, un telescopio mucho más pequeño podría detectar uno. Pero el hecho de que no hayamos visto tales destellos aún sugiere que los visitantes alienígenas, si están ahí fuera, están haciendo un buen trabajo limpiando después de sí mismos.