En el marco de la celebración de aniversario de la comunidad Holos&Lotus, la amiga @miriannalis nos invita a la undécima edición del programa «El Arte de Vivir» que realiza cada miércoles con nuestra amiga @damarysvibra, donde conversarán del tema: «Cambiar la mirada». Es un tema que me ha mantenido pensando durante toda la mañana por lo cual me animo a escribir al respecto.
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Siempre me pregunté, ante hechos pasados, si en vez de haber dicho una expresión, hubiese pronunciado otra. ¿Qué habría pasado? No existe una mirada sino muchas; ante una situación tenemos la posibilidad de decir tantas respuestas pero nos empecinados en una, que mantenemos, justificamos y reafirmamos como la correcta. Igual ocurre con las decisiones que tomamos, pudimos haber hecho algo distinto.

Cambiar la mirada significa también decir: ¡Basta! ¡Hasta aquí! ¡No lo hago más! Esto significa meter freno, parar y cambiar, qué maravilloso que tengamos la oportunidad de hacerlo.

Quiero, antes de proseguir, recordar la manera de ser de una tía, con quien tuve gratos momentos compartidos y con la cual conversaba mucho. A mis siete años estuve en la casa de mi abuela, mientras mis padres organizaban nuestra mudanza, era un rancho de zinc, estaban comenzando a fundar ese barrio.

Lo que más recuerdo del sitio, aparte del olor del fogón dónde mi abuela preparaba el primer café de la mañana, eran las paredes de latas, forradas con papel verde y unos muebles y poltronas hechas con cajas de fósforo, con las que mi tía decoraba, además de unos abanicos hechos con el envoltorio plateado que traían las cajas de cigarrillos, el piso de tierra muy bien barrido. Era un rancho pero mi tía le cambiaba el aspecto.

A lo largo de su vida fueron muchas las situaciones que maquilló para que se vieran de otra manera, en alguna oportunidad le dije que ella ponía manteles y jarrones con flores encima de los problemas para que la afectaran menos y me contestó: «la cruz va por dentro, sobrina». Aún así mantuvo una actitud positiva hasta el final de sus días.

No pienso que «cambiar la mirada» signifique aguantar situaciones, no, sino ver el abanico de posibilidades que pueden presentarse cuando nosotros estamos enfrascados en una. A veces es solo una disyuntiva.

Cuando recién me gradué tuve que establecerme en el estado Apure, tenía mi hija mayor año y medio. Casi recién llegada al llano comenzó a chocarme la nueva realidad, era un contexto totalmente distinto, ni siquiera había televisión, llovía mucho y había mucho barro, calores fuertes y muchos zancudos. Extrañaba a mi madre y el resto de la familia que solía reunirse todos los domingos con la abuela.

Se me desarrolló una úlcera duodenal que era tratada por un gastroenterólogo en Maracay; este, adelantado con el tema de las emociones me aplicó terapias, meditaciones, además del tratamiento con medicinas. Yo no mejoraba mucho, hasta que un día me preguntó cómo me sentía con el Estado Apure y yo solté mi lista de lamentos, y mi falta de opciones. Él me dijo: «o aprendes a querer a Apure y te curas o sigues así y te agravas».

Sus palabras fueron determinantes, yo me propuse querer a Apure, y comencé a exaltar solo lo bueno, puse pañitos con floreros en lo que no me gustaba, ese cambio de mirada hizo que lo positivo se impusiera. Amé y amo a ese estado venezolano tan hermoso por su gente, su gastronomía, su cultura y su majestuoso paisaje. Allí traje tres hijos más que adoran a su estado como un patrimonio valioso, mis nietos cantan canciones llaneras, tocan maracas y son dignos representantes de la apureñidad. ¡Y me curé!

_{Mi nieto mayor, David, cantando en un festival con un tema dedicado a Apure, escrito por su papá, mi hijo.}

Cambié la mirada esa vez y cada vez que la realidad me resultó desafiante. Sé que no existen verdades absolutas, todos esgrimimos razones que no siempre son válidas; ver el panorama con otra visión ayuda a seleccionar el mejor camino.

Aprendí además que no se trata solo de salir de algo y emprender ruta nueva sino también vaciarnos de las cruces que pudieran quedar por dentro, hay que soltar, llorar cuando toque, escribir, y tener consciencia de que siempre se puede cambiar la mirada.

English version

Within the framework of the anniversary celebration of the Holos&Lotus@miriannalis community invites us to the eleventh edition of the program "El Arte de Vivir" that it performs every Wednesday with our friend @damarysvibra, where they will talk about the topic: "Change the look". It is a subject that has kept me thinking throughout the morning, which is why I am encouraged to write about it.
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I always wondered, in the face of past events, if instead of having said one expression, he had pronounced another. What would have happened? There is not one look but many; faced with a situation we have the possibility of saying so many answers but we are stubborn in one, which we maintain, justify and reaffirm as the correct one. The same happens with the decisions we make, we could have done something different.

Changing the look also means saying: Enough! Up to this point! I do not do more! This means putting on the brakes, stopping and changing, how wonderful that we have the opportunity to do so.

I want, before continuing, to remember the way of being of an aunt, with whom I had pleasant moments shared and with whom I talked a lot. When I was seven years old I was in my grandmother's house, while my parents were organizing our move, it was a zinc ranch, they were beginning to found that neighborhood.

What I remember most about the place, apart from the smell of the stove where my grandmother prepared the first coffee in the morning, were the walls of cans, lined with green paper and some furniture and armchairs made with matchboxes, with which my aunt decorated , in addition to some fans made with the silver wrapper that the cigarette boxes brought, the dirt floor very well swept. It was a ranch but my aunt changed its appearance.

Throughout her life there were many situations that she made up to make them look different, on some occasion I told her that she put tablecloths and vases with flowers on top of problems so that they would affect her less and she replied: «the cross goes inside, niece. Still, he maintained a positive attitude until the end of his days.

I don't think that "changing the look" means enduring situations, no, but seeing the range of possibilities that can arise when we are involved in one. Sometimes it's just a dilemma.

When I just graduated I had to settle in the state of Apure, my oldest daughter was a year and a half old. Almost as soon as I arrived at the plain, the new reality began to shock me, it was a totally different context, there was not even television, it rained a lot and there was a lot of mud, strong heat and many mosquitoes. I missed my mother and the rest of the family who used to get together every Sunday with Grandma.

I developed a duodenal ulcer that was treated by a gastroenterologist in Maracay; This one, advanced with the subject of emotions, applied therapies, meditations, in addition to treatment with medicines. I didn't get much better, until one day he asked me how I felt about the Apure State and I released my list of regrets, and my lack of options. He told me: "Either you learn to love Apure and you get better or you continue like this and you get worse."

His words were decisive, I decided to love Apure, and I began to exalt only the good, I put little cloths with vases in what I did not like, that change of look made the positive prevail. I loved and love that Venezuelan state so beautiful for its people, its gastronomy, its culture and its majestic landscape. There I brought three more children who adore their state as a valuable heritage, my grandchildren sing plains songs, play maracas and are worthy representatives of the apureñidad. And I was cured!

_{My oldest grandson, David, singing at a festival with a song dedicated to Apure, written by his father, my son.}

I changed my gaze that time and every time reality was challenging. I know that there are no absolute truths, we all use reasons that are not always valid; Seeing the panorama with another vision helps to select the best path.

I also learned that it is not just about getting out of something and embarking on a new route, but also emptying ourselves of the crosses that could remain inside, we have to let go, cry when we touch, write, and be aware that we can always change our gaze.