En nuestro recorrido por la estación, pude ver que los boletos se compran en unas máquinas expendedoras que funcionan parecido a los cajeros automáticos. Los pasajeros habituales tienen tarjetas especiales que al recargarlas les da acceso a los trenes.

Todo está muy bien señalizado. Las rutas, los espacios, los lugares para esperar, las advertencias para no pasar. Me parece que la iluminación del subterráneo era adecuada y siempre que necesité información algún empleado me indicó lo que requería.

Me gustaron mucho las pasarelas de concreto que conectan un lado de las vías con el otro que va en sentido contrario. Es una forma cómoda y segura de pasar sobre las vías de los trenes.

Escaleras eléctricas, mapas de ubicación y una gran cantidad de trenes circulando fue lo que pudimos ver en la estación. El andén es espacioso para una gran cantidad de pasajeros. Todo se veía muy limpio y organizado.

Los muros están en un acabado rústico, esto me gusta y pienso que es la mejor forma de conservar una estructura de esta dimensión a lo largo del tiempo, ya que no requiere de retoques de pintura. Mientras que en algunos tramos vemos que está recubierto con lozas de cerámica que son muy fáciles de Lavar y mantener limpias.

Los trenes tienen vagones que se unen con unas articulaciones. Tienen suficientes asientos y espacio para ir de pie. Algunos asientos están marcados con la señal de asientos especiales para personas con discapacidad o necesidades especiales. Las vías, que son 2, en 2 direcciones, se ven limpias y están funcionales.

Llegamos a nuestro destino, la estación de plaza Venezuela, siempre ha sido mi estación favorita. Muy parecida a la estación anterior, pero me parece que es más moderna.

Mi familia desbloqueó un lugar más que teníamos pendientes por visitar. Me dio mucho gusto compartir con ustedes este recorrido. Nos vemos en una próxima oportunidad. Chao!