Una serenata en Ocumare. Cuento de Virgilio Leon Puppio, el poeta de la 106 de Calicanto

Cuento de Virgilio Leon Puppio, el poeta de la 106 de Calicanto

¨ Del Blog de Virgilio León Puppio¨ A mí no me pregunten qué año era, lo que sí sé, es que yo le estaba oyendo la conversa a aquellos muchachos de Calicanto, digamos mayores que yo, planeando dar una serenata en Ocumare de la Costa donde se habían concentrado todas las carajitas buenas de aquel Maracay que iba dejando la concha de ser pueblo. Si les pudiera dar una fecha, diría a inicios de la década del sesenta, 1.962--1.963, no más. En aquella discusión de quien iría sobre la camioneta sosteniendo el piano aparecí, ese soy yo, dije, bueno!! Que se venga el flaco y se arreglo el asunto, enfatizo Luis Enrique González, dueño del piano y la camioneta porque todo lo había sacado a escondidas de su casa. Esa noche de inicios de semana santa, emprendimos viaje para Ocumare de la costa, bajo una luna alumbradora que suele aparecer por esos días en todas las playas del mundo. Luego de pasar el pueblo de Ocumare nos encontramos con el puente de guerra de la Corina, un puente de una sola vía que comunica con el Playón, cuatro o cinco calles congregando un caserío familiar Maracayero, donde todos iban de vacaciones. Retrocediendo al puente tuvimos un altercado con otro grupo de muchachos por ver quién tenía derecho de pasar primero, ninguno de los dos grupos de carros querían dar marcha atrás, estábamos enfrascado en una discusión sin salida y a punto de irnos a los golpes, sino que lo cuente Adolfo Noguera, hoy excelente amigo, cantante y músico, integrante del grupo de los enemigos.

La cuestión se termino al traquearle en las tinieblas de la noche, aquel gato de parachoques, diciéndoles desde arriba de la camioneta que si no se apartaban los iba a barrer a plomo porque le estaban obstaculizando el paso a un funcionario del gobierno, basto y sobro, en cuestión de segundo teníamos el paso libre rumbo al Playón. Es normal, pensaba que iríamos a varias casa a cantar, pero no!!. La vaina era muy diferente., pusieron la camioneta de culo contra la placita y desde ahí, Luis Enrique hizo sonar aquel piano majestuoso para todas aquellas niñas y demás personas que nos acompañaron la noche y si se quiere toda la madrugada, todo un concierto, participaron varios cantantes, entre otros Adolfo Berti y Adolfo Noguera, el de la discusión en el puente. Coincidencia en los nombres.
De aquel grupo de muchachos que salimos de Maracay, recuerdo a Toribio Hernández, Carlos Fidel González, Luis Castellanos, Jesús Sandoval, Felipe Correa, Lalo Cáceres y muchos otros ya olvidados.
La Placita fue por mucho tiempo el sitio de encuentro de los Maracayeros que acostumbrábamos ir de vacaciones o algún fin de semana a Ocumare, sitio de encuentro y conversas con los nuevos amigos y los viejos también. Al principio se inicio con un caney frente al mar, y luego fueron haciéndolo más grande, hasta que un día se cansaron de hacer el caney y quedo así para siempre, solo con su nombre, la placita.
Una cita con una nueva amistad en la playa, terminaba con un: Nos vemos en la noche en la Placita, ya esas palabras comprometían al inicio de un idilio. Hoy me pregunto si muchos de nosotros fuimos a Ocumare escondidos tras una canción por conseguir el idilio de un amor, no lo sé, tal vez así es la poesía.-

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