Ya estamos entrando en la recta final de abril y parece que el año acaba de empezar… es una locura como pasan los días sin darnos cuenta y como el estrés del día a día nos hace no darnos cuenta de lo importante que es pararse y pensar en lo que tenemos.
Disfrutar de esas cosas que nuestra inercia por terminar el día ‘vivos’ nos impiden ver. Cosas tan bonitas y únicas como un atardecer. Este atardecer.
Un atardecer de mediados de abril que ya huele a verano… días con muchas horas de luz que hacen que puedas empezar a hacer cosas sin que te dé una pereza brutal.