Anduve sin parar, durante horas, días, semanas… y perdí la cuenta, pero diría que hasta meses o años. Buscaba algo diferente en mi vida, un cambio. Algo que me ayudara a recomponer mi alma.
No sabía a dónde me dirigía, ni tan siquiera qué llegaría a encontrar, pero después de mucho sufrimiento y sangre en mis pies, conseguí alcanzar la libertad que necesitaba para poder seguir respirando en calma.
[Fuente](Foto Propia)
El fin del camino estaba cerca, el bosque se fue abriendo paso y al final un claro se abrió ante mis cansados ojos. Había llegado al fin del mundo.
Desde lo alto del acantilado se podía divisar el mar abierto, era enorme, más grande de lo que jamás pudiera imaginar, limpio, puro, cristalino y tranquilo.
Decidí bajar a explorar qué era lo que podía encontrar, a ver la vida que allí se reunía y a sentir el agua salada sobre mi cuerpo.
Conseguí mi objetivo, llegar a donde antes otros no habían llegado, superé mis límites y todo ese esfuerzo obtuvo su recompensa.
Ahora me he hecho más sabio y mucho más fuerte, ahora quiero buscar nuevos retos con el único objetivo de superar mis límites erróneamente preestablecidos.