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Mi 2018 - Este es mi hobby: Sembrar plantas

Hola mis queridos amigos, un placer saludaros una vez más, primeramente quiero darle las gracias a nuestro amigo @anomadsoul por esta idea de ponernos a escribir acerca de nuestro hobby, es una iniciativa bastante única y divertida.


Quiero comenzar contándoles un poco sobre lo que ha sido y ha representado mi hobby en el transcurrir de mi vida. Desde que era muy pequeño todos los fines de semana visitaba el campo de mi familia, sembraban maíz, yuca… en fin, variedades de hortalizas. También criaban animales tales como gallinas, pollos, pavos, cerdos, caballos. Solía acompañar a mi abuelo materno a llevar las herramientas para los señores que ahí trabajaban; fertilizantes para la siembra, palas, rastrillos, carretillas y comida para los animales, por lo que estuve -desde ese entonces- muy familiarizado y en contacto con el campo agrícola. Fui conociendo un poco más sobre las actividades que se realizaban a diario, pero sin embargo, mi curiosidad por aprender los distintos procesos que conllevaban a la siembra de estas hortalizas era cada vez mayoritario. Le comenté a mi abuelo que me atraía mucho y deseaba que me dejara un rato con los obreros para observarlos y ver cómo hacían su labor. Durante el tiempo que estuve con ellos pude contemplar y aprender a sembrar pimentón, ají y maíz. Un día, mientras mi madre picaba los aliños para sazonar la comida del almuerzo, le pedí que me guardara las semillas de los ajíes para ponerlos a secar con el sol y podérmelos llevar para el campo de mi abuelo el próximo fin de semana. Con los conocimientos adquiridos pasados esperaba brindar mi ayuda a los trabajadores y yo mismo cosechar, cuidar, y regar de esta planta. Aproximadamente unas tres semanas después pude apreciar el crecimiento de mi planta, ya no era una pequeña semilla dentro de la tierra, era más que eso. No pude evitar sentirme el niño más feliz del mundo, pues, mis ojos habían presenciado el fruto de mi siembra. A partir de ese momento contaba los días de la semana, deseaba que pasaran lo suficientemente rápidos como parar poder volver a campo de mi familia, plantar una nueva semilla, ensuciar mis manos del dulce abono y tomar un espacio sólo para mí y los árboles verdes.

Siempre me llamó mucho la atención la siembra, sobre todo porque cuando iba al campo veía la enorme fila de cosechas de maíz a lo lejos. Todo mi alrededor verde, tan bonito, y real. Podía disfrutar del olor, llenar mis pulmones de naturaleza pura sin el atormentador ruido de la ciudad o el humo esparcido por los motores de los autos. El solo hecho de ver el hermoso paisaje dispuesto a mi al frente me relajaba, me quitaba todos los pesos de encima y me mantenía ocupado. Con el pasar de los años, la reciente etapa de la adolescencia y mis ocupaciones del bachillerato me obligaron inconscientemente a dejar de frecuentar el campo por falta de tiempo. Eso no fue un obstáculo y terminé optando por crear mi propio huerto en casa. Pondría en práctica todo lo que había aprendido temporadas atrás. Dime… Qué más placentero que al momento de cocinar o preparar alguna comida especial, dirigirse cómodamente al cercado de casa y recoger un poco de ají, perejil, tomate, cilantro, etc. Eso para mí era muy satisfactorio. Por el limitante de espacio me dediqué a buscar el espacio indicado para mis materos. Estoy feliz de admitir que la misma emoción que sentía de pequeño al ver el crecimiento de mi planta todavía vive en mi alma.


Luego de culminar el periodo de bachillerato me tocó comenzar los estudios universitarios e irme a otro Estado. Vivía en un departamento donde no me permitían tener mis plantas, de ningún tipo ni clase. Y bueno, tampoco había espacio para ello. No obstante, entre idas y visitas a casa, me encargaba de dedicarle minutos al cuidado de mis plantas. Finalmente me gradué, regresé a mi ciudad natal y sin perder la costumbre retomé la idea de comprar pequeños materos para plantar de nuevas especies; tomate, orégano, limón, lechosa; todo para ser usado en casa y tenerlo a la mano. La verdad, es muy gratificante uno mismo tener el dicho de cultivar nuestras propias hortalizas, frutas, legumbres. Regarlas, cuidarlas, tratarlas con amor para así obtener un buen resultado.

Actualmente en mi país el alto costo de la vida nos lleva e incita a experimentar en este fascinante mundo. Muchas personas se han visto en la necesidad de obtener sus propios frutos y hortalizas para su consumo. Para mí se ha convertido en una pasión, hacerlo desde pequeño me ha llevado a vivir cientos de experiencias y darme cuenta de lo beneficioso que es.

Todos los días, al despertar y ver el sol salir lo primero que hago es preparar un poco de café e irme a regar de mis plantas. Hacerlo con cariño se ha vuelto un hábito, pues, cuando lo dejo de hacer pareciera que faltara una parte de mí. Me divierto, me tranquiliza, me ocasiona sonrisas ver florecer cada una de mis plantas, me entrego a mi mismo en cada una de esas pequeñas semillas. Mi patio ha comenzado a verse más bonito y atractivo desde que los materos adornan una esquina del lugar. Sembrar, es sencillamente, una rutina que no ocupa un exceso de horario. Puedo compartir con mi hermosa familia, diariamente como los fines de semana. Actualmente en mi jardín se encuentra lleno y dividido por el tomate, cilantro, ají, lechosa, limón, piña y orégano cada vez que obtengo frutos lo disfruto al máximo, los obsequio a mis vecinos, familia materna, familia paterna. Y cuando me dicen que lo han degustado perfectamente me hace saber que mis plantas y yo hemos hecho un buen trabajo.

Hace dos fines de semana visité nuevamente el campo con mi familia. Hace tanto tiempo no lo hacíamos que casi olvidaba el paisaje tan fenomenal, pero jamás, el lugar exacto donde vi crecer mi primera semilla. Disfrutamos de un día diferente, nos deleitamos con la cosecha de maíz que aún tenemos esparcido por todo el campo y comimos de una rica sopa. Recordé los momentos de mi niñez; como por ejemplo, la primera vez que tomé una pala e hice un hoyo. Cuando ayudé a mi abuelo a esparcir el abono. Fueron tantos momentos felices. Tanto agradezco las enseñanzas que recibí porque ahora yo espero brindárselas a alguien más. Ver una sonrisa en el rostro de otro niño, tan real como era la mía.


Aquí les dejo ilustrado un poco sobre lo que he sembrado con mucha dedicación para poderlo disfrutar con lo más preciado para mí como lo es mi FAMILIA.

Gracias una vez más quiero darle al amigo @anomadsoul por esta magnífica idea ya que me hizo recordar uno de los episodios más felices en mi vida.

Bendiciones y mucha suerte para todos, nos vemos en otra oportunidad...