Una vez más participando en el MicroTerror256 del señor @trenz. ¡Y que participe el que me lea!
Fuente
Desahogado.
El azul del cielo está más claro y profundo que nunca hoy, y no hay manera de matar el tiempo que me guste más que tirarme en la arena a observar las nubes pasar, ver como se desplazan en una línea recta perfecta y creer que siento el movimiento del planeta. Sí, sin duda es una de las mejores formas que tengo por ahora para distraerme de toda esta desolación y no pensar en todo lo que ha pasado aquí.
Hace ya 6 meses que se fueron y aún no lo soporto, camino por la costa todos los días, buscando alguna señal de vida, un rostro entre las ventanas y puertas abiertas de las viejas cabañas, sabiendo que no voy a ver mayor movimiento que el de débiles cortinas al aire, hasta que vuelvo al sitio justo donde empecé y me acuesto en la arena a ver las nubes. Nubes que siguen sin cambiar sus costumbres.
Lo peor siempre viene después, al final del día, lo más insufrible: la oscuridad. La espero sentado en la orilla de la playa con el vaivén de las olas, tratando de prepararme para lo que sigue. La marea sube, me va cubriendo, el agua se torna cada vez más oscura y siento temor. Me quedo ahí clavado sintiendo como me sumerjo en un abismo negro, incapaz de levantarme, sintiéndome tan vulnerable que ni siquiera me atrevo a sujetar mis manos a la arena tan endeble debajo de mí. Lo bueno: cuando el agua me llega al cuello finalmente logro gritar.