Nuestra incansable búsqueda continuó, la constante exploración de lo desconocido nos llevó a un lugar apartado de la multitud, un lugar de extremada belleza.
Siempre queríamos y buscábamos más, poder llegar más allá, conocer lugares donde solo unos pocos hubieran podido llegar.
[Foto Propia]
Caminábamos por las interminables pasarelas junto al mar, en busca de un sentido a la vida, siempre caminando sin rumbo, sin destino y ajenos a todo aquello que estaba sucediendo en el resto del mundo.
El mar se encontraba repleto de formas de vida, a cada paso descubríamos un nuevo animal, una nueva y misteriosa alga que jamás antes habíamos visto. La vida era capaz de buscar su camino en cualquier lugar del planeta.
Quizás fuese ese el mismo sentido de la vida, el ansia de superación y de colonización de cualquier rincón, el deseo de prosperar en el sitio menos esperado, las propias ganas de vivir aunque las circunstancias no fueran las más idóneas.