Ayer tarde disfrute la película El exorcista del Papa, protagonizada por Russell Crowe, el mismo de la película Gladiador. Y tranquilos que no se la voy a contar.
De las pelis de este género, me gusta Constantine del 2005 y esta que vi ayer la disfruté. Lo terrorífico está en que el personaje no es ficticio, sino real, muy real. Gabriele Amorth, sacerdote católico fallecido en el reciente 2016.
Me cuenta Wikipedia que en Italia se hizo famoso por los muchos exorcismos y libros que publico acerca del tema.
No quiero adelantarles nada, para que la disfruten, pero en la vida real el padre Amorth manifestó la idea, afirmó que existía la posibilidad de que líderes como Adolf Hitler y Iósif Stalin fueran influenciados por algún demonio para afectar a millones de personas por el mal. Una teoría que he escuchado en boca de místicos, quienes creen que estos personajes no eran almas humanas.
Sí, fueron posesos o influidos por presencias malignas, cabe la posibilidad de que tales sucesos sigan sucediendo en la actualidad.
Presencias, sombras, vientos que recorren los pasillos de los palacios, se esconden en los jarrones y como polvo de huesos cubre sutil el alma de líderes y gobernantes.
Es frecuente que relacionen tales manifestaciones del mal, a determinados lugares, cementerios y lugares se sacrificó.
El Vaticano, que ocupa una de las siete colinas de Roma, descansa sobre las catacumbas, donde reposan los huesos de romanos, judíos y cristianos, que hasta los del mismo San Pedro.
Tibias y calaveras con tierra de cementerio para invocar a los muertos y hacerles hablar, susurros a los oídos que entran por las orejas y de a poco si los dejan se acomodan entre las sienes, la nuca y la frente, como gusano en una manzana la taladra y
la pudre.
Mentiroso y engañador llaman a Satanás. Acusador y no sé qué más, diablo le dicen y muchos nombres le dan: Azazel, Lucifer, Asmodeo y Legión por referirse a la multitud de sus servidores.
Terror, esta semana en Nueva York, se reunieron en su sede, la Organización de las Naciones Unidas, representantes de 193 naciones del mundo.
Y el famoso edificio rodeado de banderas está construido sobre un viejo matadero.
No es invención, ni cuento. Aquí lo termino con el semblante del verdadero exorcista.
Fuente Autor: Angela Musolesi