It is difficult to choose the photos that I can take every day at work.
Photos of animals and birds in general are beautiful especially because they require, when they are in motion, a special technique. Or more than technique, special care.
Therefore one, without being a professional photographer, I am obliged to take the greatest possible care.
Also photos of vegetation and flora in general have a special charm.
But if there are photos that I particularly like to take are the sunsets and the dawn in the forests and natural areas.
Each one of them reflects a special situation.
The sunsets for example, and I'm going to deal with them in this post, are a kind of relaxation at the end of the work day. It doesn't matter too much about the environment or the natural surroundings.
It seems that this is the moment destined for reflection, the day that ends, the summary of what was done and what must be done the next day.
The birds that rise in flight from a marshland, the mountain peaks with that orange color that gradually darkens until it blends with the black, the shade of the trees that are projected in a line that gets longer and longer coincides with the murmur of the forest, of birds and animals that seek shelter for the night.
The sunset or twilight brings the beginning of the twilight, which in the natural environment in which I move has special characteristics. It is the moment when red and orange shades appear in the sky, providing spectacular and unforgettable moments.
When I began to investigate this phenomenon I learned that it is produced due to the refraction of the sun's luminous rays by the atmosphere.
Someone said that happiness lies in contemplating the sunset. I think there is a lot of that because it involves having the ability and attitude to enjoy those little moments that life gives us.
Resulta difícil elegir las fotos que en mi trabajo puedo sacar todos los días.
Las fotos de animales y aves en general son hermosas especialmente porque requieren, cuando son en movimiento, una técnica especial. O más que técnica un cuidado especial.
Por lo tanto uno, sin ser un profesional de la fotografía, estoy obligado a esmerarme el máximo posible.
También las fotos de la vegetación y de la flora en general tienen un encanto especial.
Pero si hay fotos que particularmente me gusta mucho sacar son los atardeceres y el alba en los bosques y áreas naturales.
Cada una de ellas refleja una situación especial.
Los atardeceres por ejemplo, y de ellos me voy a ocupar en este post, son una especie de relax al final de la jornada de trabajo. No importa demasiado el ambiente ni el entorno natural que los rodea.
Pareciera que es el momento destinado a la reflexión, el día que se acaba, el resumen de lo que se hizo y lo que se debe hacer el día siguiente.
Las aves que se alzan en vuelo de un bañado, el pico de las montañas con ese color naranja que se va oscuriendo de a poco hasta confundirse con el negro, la sombra de los árboles que se proyectan en una línea que se va alargando cada vez más coincide con el murmullo del bosque, de aves y animales que buscan el reparo para pasar la noche.
El atardecer u ocaso trae el comienzo del crepúsculo, que en ambiente natural en el que me muevo tiene características especiales. Es el momento en el cuál se presentan en el cielo unos matices de color rojo y naranja que proporcionan momentos espectaculares e inolvidables.
Cuando comencé a indagar sobre este fenómeno aprendí que se produce debido a la refracción de los rayos luminosos del Sol por la atmósfera.
Alguien dijo que la felicidad está en contemplar el atardecer. Creo que hay mucho de eso porque implica tener la capacidad y la actitud de disfrutar de esos pequeños momentos que nos regala la vida.
