Queridos amigos de Hive, como saben, soy encuadernadora. He pasado muchos años practicando este oficio, y arte, y he aprendido ensayando y equivocándome. No tuve la suerte de conocer en mi entorno ningún maestro que me enseñara cómo hacer las cosas, así que tuve que aprender viendo tutoriales, e ingeniármelas para construir y mandar a construir mis propias herramientas y adaptar meteriales. Si tuve a alguien cercano a un maestro, ese fue el español Carlos Rey. El no sabe que hay una venezolana terca, terca en su empeño, que lo aprecia y lo admira, que ha aprendido de él mucho y que lo tiene presente. Aquí pueden ver una muestra de su excepcional trabajo, que, además, él comparte generosamente.
Una de las cosas más divertidas que aprendí de Carlos Rey es que puedes pintar tus papeles para diversos fines en la encuadernación: hacer guardas, forrar cajas para las encuadernaciones, forrar cubiertas, entre otras invenciones de las que tu imaginación sea capaz.
Hace un par de días, comencé a hacer un pliego de papel pintado para envolver un regalo de una niña muy querida, mi ahijada Amanda. El regalo que se envolverá con este papel no va de mi parte, sino de la de un tío, que es una persona genial y le ha fabricado un regalo precioso. Por estas razones quise hacer un papel pintado a mano muy personal. Les mostraré el proceso de su creación.
Fondo
Primero hice, sobre papel craft, literalmente una explosión de color un poco al azar. Tenía una paleta constituida por varios tonos de amarillo, azules y rosa. Ayudándome con un pincel y una raqueta de cartón esparcí manchas de pintura acrílica. Aquí el amarillo es el protagonista, pues estaba por hacer un campo de flores donde hubiera muchos girasoles. Agregué acentos blancos con lápiz para iluminar ciertas áreas.
Llenando los vacíos
Cuando hube terminado la fase anterior, rellené los vacíos con una gama que iba del rosa al fucsia y al morado, usando colores y témpera. La idea era rellenar, para dar la sensación de estar observando un campo repleto de formas vegetales.
Poniendo acentos
Como hablamos de una niña,y es una niña que ama la naturaleza y que siembra girasoles en el jardín, quise que esta envoltura fuera muy colorida y con flores, pero quería que también hubiera algo de cielo. Y, por supuesto, mucho dorado.
Girasoles
Luego vinieron los girasoles, con trazo que imita el dibujo infantil, en azul gris metalizado. Este gesto es más para mí que para ella. Es el pedacito de infancia que Amanda me regala.
Una bolsa para el regalo de Amanda
Con el papel hice una bolsa y le puse asas con cuerdas de vetiver. Un material hecho totalmente por medios artesanales, que fue regalo de mi cuñado. Un día contaré la historia de estas cuerdas y otras cosas sobre fibras naturales.
Gracias por haber llegado hasta aquí.
Mi agradecimiento a la Comunidad de #Discovery-it por alojar amablemente mi pequeño proyecto.