¡El mango!

El mango y yo no nos llevamos bien, si debo confesar que me costó mucho escribir porque no quería mentir, en medio de tanta gente fanática de esa fruta soy una rareza de persona. Claro que lo conozco si no, no sería venezolana, es que en todas partes hay mango y ademas mi familia come mango, específicamente mi hermana y mi papá se pelean por el jugo o helado cuando lo hace mi mamá y yo al frente de ellos intentando entenderlos y no puedo.

Si prefiero decir la verdad, no me gusta el mango, lo siento; y hasta ahora no he conocido a otra persona como yo que tampoco le guste, por eso me siento rara. Bueno, siento que he visto una mata de mango desde que nací, aunque suene chistoso; sé por lo aprendido en el colegio que se dice es Planta, pero coloquialmente la gente dice mata, así como otra cantidad de palabras que se hace costumbre en la forma de hablar del venezolano.

En Guárico, en el pueblo donde viven mis abuelos, hay mucho mango, y si he estado bajo la sombra de esos árboles que están en casi todos los patios de las casas. Aquí en la ciudad hay muchísimos en la Universidad, todo él quiere puede agarrar porque parece que están allí disponibles; una de mis mejores amigas siempre quiere comer mango, sobre todo verde con sal y vinagre, me ha insistido para que pruebe lo hice y sinceramente no me gusto.

Bueno, esta es mi relación con el mango.

Te invito a participar: Anunciando los ganadores del concurso. Observa Piensa Escribe. Iniciando el nuevo