Saludos cordiales, familia @topfivefamily.
Esta semana, la fotografía inspiradora del post para el concurso #TopFiveFamily Observa Piensa Escribe, es de la autoría de #lanzjoseg. Una fotografía hermosa que abre la puerta a las emociones navideñas.
Aún puedes participar, lee aquí las instrucciones (https://hive.blog/hive-192096/@topfivefamily/anunciando-los-ganadores-del-concurso-observa-piensa-escribe-iniciando-el-nuevo-26-11-2022-hasta-el-02-12-2022)
ARMAR EL ARBOLITO
Armar el arbolito es cosa de la familia en pleno, es un compartir muy importante dentro de las costumbres navideñas, como en la preparación de las hallacas, ahí entran desde las manos más mayores hasta las más pequeñas.
Para mi mamá (QEPD), el árbol comenzaba a montarse como muy tarde el primero de diciembre, pequeño o grande; el pino se erguía pronto en la casa materna, cuando era posible ya estaba listo el 20 de noviembre, día de su cumpleaños.
Mi mamá tejía y cosía algunos de los adornos navideños, no sólo para nuestro árbol sino también para
algunos vecinos y familiares; pues el árbol también recibía regalos de los seres queridos. Éra como dejar presencia de su afecto en las casas de las personas a quienes se sentía afectivamente vinculada. ¡Era tan alegre y afectuosa mi vieja!
Las ramas bajitas del pino se dejaban libres para que los niños colocaran sus adornos y, así, el árbol se llenaba desde bien arriba hasta bien abajo.
Ni en las buenas ni en las malas épocas faltaba el arbolito de Navidad en mi casa. Eso sí, todos los años se guardaba con cariño, en una caja de cartón y sus adornos en bolsas plásticas bien protegidas, en la parte alta del clóset.
El pie del árbol, también obra de Felicia, mi madre, esperaba vacío la colocación de los regalos, que permanecían allí hasta la Llegada del Niño Jesús (el 24 de diciembre a medianoche). Pero a esa hora todos los niños de la casa debíamos estar dormidos para que el Niño Jesús pasara.
Los mayores, jugábamos al Niño Jesús y esperábamos su llegaba con igual entusiasmo que los pequeños. Así aumentaba la convicción infantil de esa mágica entrada del Niño o de San Nicolás a su casa, para dejar un amoroso presente, que no siempre era el que habían pedido.
Muchas cosas han ido cambiando desde entonces. El realismo entra más en la vida de los niños. Yo tuve la suerte de vivir esas tradiciones y de criar a mis hijos en ellas; haciendo verdadera magia para esconder los regalos para que fuesen una sorpresa, ayudándoles a redactar sus cartas, para enterarme de cuales eran sus peticiones y recomendándole siempre, incluir peticiones para otras personas.
Gracias, @lanzjoseg, por esta fotografía que despertó tanta nostalgia, tantos hermosos recuerdos. Invito a participar a @palomot @purrix @raizayanez.
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