La familia se reunía todos los domingos para celebrar cualquier cosa, los logros, estar unidos, la felicidad, la vida misma que era suficiente motivo para festejar. Había un salón muy grande en el patio trasero, una especie de corredor con techo, y una sola pared, el resto era abierto y tenía muchas plantas colgando. Soplaba una brisa deliciosa, y las hamacas colgadas invitaban a descansar.

Pero en el interior de la casa, en la sala principal, todo permanecía ordenado menos el gran sofá, el que siempre yo adornaba con muchos cojines pero que los niños lanzaban al piso cada domingo para acostarse o sentarse a ver la tv y jugar vídeo juegos. Eran 5 niños, entre los primos y los niños nuestros, con edades entre 8 y 12 años. Sabían que debían mantener la sala y toda la casa en orden durante la semana porque no tenía tiempo de ordenar.

No me gustaba ver el pobre sofá desordenado, con platos de bocadillos sobre él, migajas de chucherías, y apenas un par de cojines para los que se acostaban sobre éste mientras jugaban, dos de ellos casi siempre, los demás rodando por el piso con mis hermosos cojines de encajes que tanto cuidaba. Pero no podía arruinarles su felicidad, sólo ese día se reunían los primitos y yo podía resistir que mi sofá sufriera esta experiencia.

Terminada la velada del domingo, ya todos en sus casas, yo ponía orden y limpieza en la mía para iniciar la semana con las cosas en su lugar. Y nuevamente volvía a ver mi sofá ordenado, limpio, con sus cojines de adorno haciendo juego con el resto de los detalles de mi sala.

Ésta es mi participación en la iniciativa: Observa, piensa y escribe en Top Five Family, a la que fui invitada por mi amiga @belkyscabrera, y la cual extiendo a mis amigas @brujita18 y @rosam10. ¡Saludos a todos!

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La imagen pertenece a Top Family
El traductor utilizado es: Deepl Translator