Blockchain como un Nuevo Contrato Social

¿Puede ser blockchain un nuevo modo de contrato social?

Quiero partir esta disertación sobre blockchain desde la interrogante que acabas de leer, como una suerte de preludio a un ebook en el que tengo meses trabajando (espero terminarlo pronto). Quienes me conocen saben que llegué a blockchain a inicios del año 2020, justo el mes de marzo, días antes a la decisión de encerrarnos tras la epidemia de covid-19. Hive fue mi primer contacto con las web3 y a partir de entonces no he dejado de aprender y hacer preguntas, sobre todo hacer preguntas. He llegado a algunas conclusiones, quizás muchas estén equivocadas o quizás no, lo cierto es que hay una en especial. Creo que es de la que menos inseguro me siento y en torno a tal premisa me he atrevido a disertar de sobre manera.

“La blockchain es un fenómeno que va más allá de lo tecnológico”

No digo que la frase o la idea sea mía, es indeciblemente probable que ya la hayan dicho antes. Lo cierto, es que la blockchain va más allá de ser una mera tecnología, pienso que representa una profunda transformación en la forma en que concebimos las relaciones sociales, la economía y la gobernanza.

No es para nadie un secreto que cuando piensan en blockchain lo primero que viene a la mente es asociarla con las criptomonedas, y no es que esté equivocado, sino que su potencial se extiende a una amplia gama de aplicaciones que impactan directamente en la vida de las personas. Por lo que en este artículo mencionaré desde mi enfoque con cierto matiz filosófico, buscando pensar cómo la blockchain puede redefinir el contrato social y coloca al ser humano en el centro de un nuevo paradigma.

Por tal motivo es válido pensar a blockchain como un fundamento para la edificación de un nuevo contrato social. Entendiendo que el sistema en el cual vivimos cada vez se agrieta más y más. Frente a esta realidad social que a todos nos agobia, me gustaría mencionar los tres aspectos fundamentales para comprender a blockchain como un fenómeno social más que tecnológico.

En primer lugar, tenemos la idea de descentralización y su vínculo con el empoderamiento. La blockchain desafía los modelos centralizados tradicionales, otorgando a las personas un mayor control sobre sus datos y activos. Esto sin lugar a dudas empodera a las personas, permitiéndoles participar de manera más equitativa en la economía digital.
En segundo lugar, deviene la transparencia y la confianza. Al proporcionar un registro inmutable de transacciones, blockchain fomenta la transparencia y la confianza entre las partes involucradas. Esto es fundamental para construir relaciones verdaderamente sólidas y duraderas en el mundo.

En tercer lugar, la gobernanza. En especial una verdadera gobernanza que posea horizontalidad. Pienso, en las DAOs (organizaciones autónomas descentalziadas) que demuestran como blockchain puede dar lugar a nuevas formas de gobernanza, basadas en la colaboración y el consenso, en lugar de las tradicionales jerarquías verticales.
Blockchain no escapa de implicaciones filosóficas, visiones que involucran lo ético, lo identitario, las ideas de valor y sobre todo nuevos conceptos de valor.

Con respecto a la ética y a los valores podemos decir que blockchain plantea interrogantes fundamentales sobre cómo se guiará su desarrollo y aplicación. Te has preguntado ¿Cómo aseguramos que la tecnología se utilice para el bien común y no para perpetuar desigualdades?
Relacionado a la Identidad y la autonomía es preciso decir que La blockchain puede permitir a las personas construir identidades digitales más sólidas y autónomas. Y por último relacionado a la propiedad y el valor es preciso decir que quizá sea la tokenización de activos físicos y digitales lo que redefinirán la noción de propiedad y valor, generando nuevas formas de intercambio y colaboración.

La blockchain representa una revolución tecnológica que tiene el potencial de transformar profundamente la sociedad. Al analizarla desde una perspectiva filosófica, se puede comprender mucho mejor sus implicaciones y así poder construir un futuro donde la tecnología esté al servicio de las personas. Blockchain no es solo una herramienta, sino un nuevo contrato social que redefine nuestras relaciones y nuestras posibilidades. Así que es profundamente fundamental que los humanistas, tecnólogos, políticos y ciudadanos en general se involucren en el debate sobre el futuro de la blockchain. Sin duda alguna creo que todos podemos construir un marco ético que garantice que esta tecnología se utilice para el beneficio de toda la humanidad.


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