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El abandono de Marcos, también estaba afectando a la pequeña Dianelys, quien preguntaba constantemente si su padre se había marchado porque ella cometió algún error. ¡No podía comprender las razones por las cuales su hogar estaba deshecho! Tan solo tenía seis años y una gran tristeza en su alma…
Dianelys, tenía una personalidad duce y tranquila. Sin embargo, presentaba dificultades para socializar con otros niños de su edad. Cuando inició sus actividades en el jardín de infancia, la maestra sugirió a Diana que llevara a la niña a algún especialista, en vista de que no sólo le costaba interactuar con otros, sino que además, presentaba dificultades en cuanto al aprendizaje de las letras y números.
Los estudios no se hicieron esperar y el diagnóstico arrojó que Dianelys tenía el Síndrome de Asperger. El médico recalcó que eso no coartaba la inteligencia de la niña y que, aunque tuviera limitaciones para aprender algunas cosas con la misma rapidez que otros niños; desarrollaría extraordinarias habilidades para otras actividades.
La niña seguía sumergida en sus pensamientos sin emitir palabra. El psicólogo examinó los dibujos y notó algo sumamente extraño: En las últimas páginas del cuaderno, Dianelys había hecho el mismo dibujo repetidas veces: Era una niña que tenía aproximadamente su misma edad. Usaba cabello lacio, una cola en el lado izquierdo y una penetrante mirada roja. Lo más extraño de todo, no era la frecuencia del dibujo, sino el hecho de que Dianelys no dejaba nunca nada sin colorear; pero esta vez, el dibujo estaba hecho en blanco y negro (a grafito) y sólo había coloreado los ojos de la niña de color rojo intenso.
El médico, pretendiendo que la niña hablara dijo:
—Sra. Diana, ¡todos estos dibujos se irán hoy mismo a la basura!—Mañana será otro día y Dianelys tendrá que pintar otra cosa*.
La niña se levantó de un brinco y le arrebató su cuaderno de dibujo al doctor, diciendo:
— ¡Nadie va a botar a mi amiga!
La madre se agachó, tomó sus manos con ternura y le preguntó:
— ¿Qué amiga cariño? ¿De quién hablas?
Dianelys respondió con decisión: — ¡Mi amiga Lucy! La niña de ojos rojos que me visita debajo de la cama desde que mi papá y tú me abandonaron.
—¡Mi amiga Lucy, la que me esperará esta noche para jugar con ella debajo de la cama… !
Autora: ©Yohanys Ravelo.
@Yohanys
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