Relato: La Liga Dorada

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Fuente de la imagen: Pexels

El inspector Charles Vane abrió la gaveta de su escritorio y, sacando de ahí unos papeles, apretó ligeramente la base. Ante sus ojos se reveló un Nokia 3310, su cargador y una pequeña libreta roja.

Se debatió por un momento en tomar aquellos objetos y asentarlos en la mesa; lo que menos quería era involucrar a viejas fuerzas de su pasado, pero el caso del cual era el encargado de las investigaciones había revelado un nombre vinculado con los bajos mundos.

Un nombre que él conoce muy bien, y que sabe que es una fuerza a respetar en sí mismo.

Tras unos minutos de deliberación, tomó el teléfono, lo encendió y buscó entre su lista de contactos al nombre en cuestión. Al apretar la tecla de "llamar", se llevó el móvil al oído; el sonido que escuchaba le indicó que la llamada había entrado.

La voz de un hombre resonó desde el otro lado; un tono amable, cálido. Algo usual en un hombre de carácter afable cuando está de buen humor... Algo terrorífico cuando alguien lo enfurece.

"Hola, Joe", le saludó con cortesía.

"¡Vaya!, ¡Charlie, amigo mío! ¿A qué debo el honor de tu llamada? ¿Todo va bien?, ¿cómo está Cassie?"

"Ella está bien. Está en Italia en estos momentos asistiendo a un congreso de antropología y mitología. En cuanto a mí, pues todo va bien... O iba bien hasta que salió tu nombre a colación en un caso en el que estoy trabajando".

"¿Qué?"

"Seamus Van Hoover. Coleccionista de arte. Apareció muerto en su departamento; fue asesinado de forma metódica y brutal. Entre sus contactos apareces tú, por lo que pienso que es o un amigo tuyo... O un objetivo".

"Mierda. Conocí el tipo hace apenas un año. Fue a él a quien le compré ese pequeño cuadro que le regalé a Cassie el año pasado. ¿Cuándo lo encontraron muerto? "

"Hace dos horas. Su secretaria lo encontró".

"Oh... Lamento escuchar eso"

"Y hay algo más: en el pecho le escarbaron un naipe con el número cero".

Un silencio abrumador surgió entre ambos. Vane se dio cuenta de inmediato que Joe Barretta, su amigo de aquellos viejos días en el Sindicato de Asesinos, sabía algo al respecto. Y cuando Joe guarda silencio sobre una información clave, significaba que se había topado con algo bastante complicado.

"¿Tan feo es el asunto en el que estaba envuelto?", inquirió.

"Por lo que me has comentado, sí lo creo, aunque ignoro los detalles al respecto. Lo que sí te puedo es que el naipe con el número cero son malas noticias, y de las más horrendas. ¿Has oído hablar de la Liga Dorada? "

"Mi buen Dios... ¿Quién no? Hasta yo me moría de miedo con la idea de toparme con uno de sus miembros".

"Pues creo que tu peor temor se volvió realidad. El naipe con el número cero pertenece al mismísimo líder, Cero, valga la redundancia. Nadie lo conoce, ni se sabe cómo es físicamente, pero se dice que ese hombre o esa mujer es la encarnación de la Muerte misma en su forma más violenta. Charlie, si yo fuera tú cierro el caso. Esa gente no es muy amigable con la policía".

"No puedo, Joe. Sabes mejor que nadie que revelar la existencia de la Liga Dorada a gente ajena a los bajos mundos es sinónimo de muerte segura. No... Tendré que negociar personalmente con Cero".

"¡¿Qué?! ¡¿Has perdido el juicio, cabrón?! ¡Por favor, cualquier cosa excepto eso! Charlie, esa gente tiene a su disposición topos dentro de los sistemas judiciales y a multitudes de hackers que pueden rastrear tu información y la de toda tu familia en segundos; ni siquiera los servicios de inteligencia del mundo tienen tanto poder de acceso como ellos. Joder, hasta te apuesto a que ellos saben muy bien hasta en donde vivimos todos y cada uno de los miembros del Sindicato. Por esa razón Sloane nos ha ordenado que bajo ninguna circunstancia nos metamos con ellos, a menos que tuviéramos deseos de morir...".

"Qué generoso por parte del señor Sloane mantener las cosas en orden", interrumpió una voz femenina.

Vane se sobresaltó. Joe, al otro lado de la línea, lanzó una retahíla de insultos hacia la chica, su sobrina Crissy Barretta. La joven hacker, riéndose, le pidió calma a su tío y saludó a Charles. Tras preguntarle cómo le iba a Cassandra, a quien conoció en sus días de la facultad, Crissy fue directo al grano: Un amigo dentro de la Liga Dorada le había pasado una información que podría ser de vital importancia para la investigación.

"A Van Hoover lo eligieron al azar; el hombre no tiene vínculos con nadie de los bajos mundos. Ni siquiera conocía al nuevo Cero, y mucho menos él asesina de ese modo", explicó la joven.

"¿El nuevo Cero? ¿O sea que el anterior murió?", inquirió Vane, intrigado.

"No. Por lo que me dijo mi amigo, cada diez años hay elecciones; compiten dos de los mejores de la Liga. Es literalmente como las elecciones normales que se organizan para Primer Ministro. Sin embargo, en estos momentos hay una suerte de guerra sin cuartel por el liderato, aunque mi amigo no se imaginó que decidieran a lastimar civiles. Eso contraviene a su estricto código de honor, que exige mantener a los civiles fuera de cualquier asunto en la que no tengan relación alguna con los objetivos".

"Mi buen Dios... Eso significa que Birmingham pronto se convertirá en un maldito cementerio. Crissy, ¿sabe tu amigo si hay alguna manera de contactar al antiguo Cero? Quizás él pueda poner orden a este caos".

"Por desgracia a los antiguos Cero los asesinan, así que a estas alturas ya estará en la tumba".

"Mierda... Esa gente es peor de lo que me imaginé. ¡Matar a sus líderes luego de años de servicio!", añadió Joe.

"¿Sabe de algún modo dónde actuarán pronto?"

"Mi amigo no cree que lastimarán a más civiles, pero con el rival del nuevo Cero nunca se sabe. Es famoso por ser muy impredecible".

"Con mayor razón debo hablar con el nuevo líder en persona. Crissy, quiero pedirle a tu amigo un favor: de ser posible, me gustaría concertar una reunión con el subordinado más inmediato en la alta cúpula de la estructura de la Liga. ¿Crees que sea posible?"

"Veré si puedo convencerlo; mi amigo me dijo que planea salirse de la organización tan pronto tenga la oportunidad".

"Bien... Espero logre concertarlo. Mientras más pronto impidamos que la ciudad se convierta en un vertedero de cadáveres, mejor".

"Charles, es una locura lo que te propones hacer", dijo Joe.

"No hay opción, amigo mío... No lo hay".

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