Entrada al Concurso de minipiezas teatrales, de Literatos | El negro.


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El negro

CURA: (Leyendo) “Vehículo pisó un uniforme de policía y afectó un hombre que se encontraba dentro.”
(Comentando) ¿Cómo se le ocurre meterse en un uniforme y pararse en la calle?
(Lee) “La actriz Regina Palmita desnudita, páginas centrales.”
(Comentando) ¡Desvergonzada! Mejor dejo este periódico antes de llegar a esa cochina página. ¡Depravados! Menos mal que el obispo me designó para este poblado de gente inocentona donde el pecado no es leve... (Tocan la puerta) Adelante.
CAMPESINO: Güenas...
CURA: Buenos días.
CAMPESINO: ¿Cómo ta, señor cura?
CURA: Bien. ¿Y tú?
CAMPESINO: Bien. ¿La salú?
CURA: Excelente.
CAMPESINO: ¿No le duelen las muelas?
CURA: No me duelen, será porque son postizas...
CAMPESINO: ¿Y la misa?
CURA: Espera. ¿Eres periodista o qué? Dime de una vez qué quieres.
CAMPESINO: Jacele una pregunta.
CURA: ¿Una? Levas varias.
CAMPESINO: Pero entoavía no pregunto lo más importante. Sabé si tené una copeta es pecao.
CURA: ¿Una escopeta? Claro que no.
CAMPESINO: Menos mal, porque tengo una. ¿Y es pecao tené una mujé?
CURA: No, la mujer es la compañera del hombre...
CAMPESINO: Menos mal, porque tengo una mujé.
CURA: Enhorabuena.
CAMPESINO: Buena, lo que se dice buena, no está. Pero me conformo. ¿Y será pecao matá a un negro?
CURA: No entiendo. Explícate.
CAMPESINO: Mire, en Guanarito tengo una parcela con cuatro vacas y un torito, al lado del hato de don Jacinto. ¿Será pecao tené un torito?
CURA: No es pecado tener un torito, ni miles.
CAMPESINO: Mire, ¿será pecao que el torito coma pasto?
CURA: Qué cosas dices, claro que no.
CAMPESINO: Pues, como en mi parcela no tengo pasto, y onde don Jacinto sí hay, corté el alambre pa que el animalito pasara y comiera. Y el torito pasó. Y comió. Pero en la tarde me lo degolvieron capao.
CURA: ¿Y qué hiciste?
CAMPESINO: Nada. Don Jacinto me mandó a decí que si no me gustaba juera a reclamale pa jaceme lo mismo. Y como yo tengo mujé, debo tené cuidao con lo que me dejo cortá. Y ahora lo que vine a decile: tranquilo vivía yo con Hortencia cuando se apareció el mardecío negro...
CURA: Sin maldiciones, hijo.
CAMPESINO: Dende que ella conoció a ese bicho se enamoró, y adiós luz. Ella pensaba que yo no veía. Antes, yo llegaba y ella me servía la comidita, pero después, ella no paraba en casa porque andaba paseando con el negro. Y la gente mermuraba: que quién ha visto eso en este pueblo, que qué se cree la muy zángana, que eso solo se ve en las grandes suidades... Y tonces hoy me pasó lo más pior.
CURA: ¿Qué pasó?
CAMPESINO: Llegué y no jallé a Hortencia. Ni comía tampoco. Tonce me se supuso que la comiita se la había comío el negro. Tuve rabia, busqué la copeta, me escondí y los vide vení. Él, zalamero, y ella gustosa con sus zalamerías. Él brincoteaba y ella le reía las gracias; él le pegaba mordisquitos y ella pegaba griticos...
CURA: ¿No habrás cometido una locura?
CAMPESINO: Locura lo que ellos jacían. Ella se acostó en la hamaca y en seguidita el condenao se le montó encima...
CURA: Ahórrate los detalles. Explica solo lo que tú hiciste.
CAMPESINO: Me daba rabia ve cómo él le lambía la cara y ella muertica de risa. Tonce me salí al acampao llevándome la copeta.
CURA: Bien hecho, hijo. El hombre temeroso de Dios sabe controlarse.
CAMPESINO: No me controlé na’. Salí pa esperalo. Al ratico lo vide vení contentísimo. ¿Y no iba tar alegre teniendo comía y cariño gratis? Tonce levanté la copeta y ¡pummm! El mardito calló patas arriba.
CURA: ¡Santo Dios! ¿Lo mataste?
CAMPESINO: Lo maté. No resollaba. Lo agarré por las patas y lo zumbé en un mogote pa los zamuros.
CURA: Hijo, eso sí es pecado grave. Matar un cristiano...
CAMPESINO: ¿Cristiano? Porque usté lo dice. Pero pa mí era un perro.
CURA: Solo Dios decide sobre la vida de alguien. Pero tirarlo a los zamuros hace más grave el delito.
CAMPESINO: ¿Y qué quería que jiciera?
CURA: Llevarlo a un hospital.
CAMPESINO: Usté cree que yo iba dir cargando ese perro muerto por tuese solazo...
CURA: No debes llamarlo perro. Menos si es difunto.
CAMPESINO: Tonce ¿cómo lo llamo? ¿Negro como lo llamaba Hortencia? Negro por el color, pero perro era por ser perro.
CURA: ¿Quién era perro?
CAMPESINO: El animal que maté.
CURA: Espera. ¿No has matado a un hombre?
CAMPESINO: ¡Dios guarde! Nunca mataría una persona.
CURA: ¿Entonces lo que mataste fue a un perro?
CAMPESINO: Sátamente, un perro que encontró Hortencia. Vine a preguntale si era pecao.
CURA: Un pecadito que casi produce uno grande, casi muero del susto.
CAMPESINO: No entiendo.
CURA: No tienes por qué entenderlo. Vete, Dios te bendiga. ¡Qué susto!

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Gracias por sus amables lecturas
imagen de portada de Pixabay

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