Entrada al Concurso de minicuentos de Literatos | Un enfrentamiento indeseado.

Un enfrentamiento indeseado

Encontré a mi mamá dando gritos, venía cansado del trabajo y de haber pasado malos ratos, abrí con rapidez y la vi encaramada en una silla, su rostro mostraba mucha angustia.
—¿Qué sucede mamá?
—Ese animal me mordió.
—¿Qué animal? Si no tenemos ni siquiera un perro.
—Es una rata, una muy grande, hijo.
Por momentos me paralice, como si fuera una película, fueron pasando por mi mente montones de ratas, se metían en mis sueños y eran las causantes de mis pesadillas.
—Está por ahí, en los cuartos o en el depósito de los peroles, pero ¡cálmate!
Es tan fácil decirlo, empecé a sudar frío, mi imaginación empezó a visualizar su forma, era enorme, veía sus colmillos, sus ojos saltones mirándome.
—La buscaré mamá, pero ¿dónde está la escopeta de papá?
—En su habitación, ahí quedó todo guardado, ¡búscala hijo!

Mis piernas no daban un paso, debo concentrarme, miraba a todos lados por si aparecía, seguramente me está mirando, tal vez se prepara para saltarme, debo entrar a ese cuarto, hay montones de cajas, por qué papá guardaría tantas cosas inútiles, pero aquí puede estar, hay mucho lugar para esconderse.
—¡Hijo! ¿la conseguiste? La guardé en una de esas cajas.
—Sí mamá, la buscaré.
Sentía que la respiración se entrecortaba, moví las primeras cajas y esperé, no salió, nada se mueve, sé que está aquí, siento su mirada, debo conseguir la escopeta, algo se mueve ahí, la tengo, la escopeta debe estar en esa caja larga.
—¿Mamá dónde la guardaste?
—Con los nervios no recuerdo.
—¿Te acuerdas de mis pesadillas mamá?
—¡Sé fuerte hijo! Ya no eres un niño.
—¡No mamá, no lo soy!
Pero tengo el miedo y la rabia, tengo las mordidas que las ratas me daban, no me dejaban dormir, tengo las horas con el psicólogo tratando de retirar los traumas, se dio por vencido cuando me presentó una rata disecada, la puso ahí, a mi lado, agarré el pisapapeles y la aplasté, ahí pude reír porque vencí mi trauma, así lo dijo el psicólogo, también le dijo a mi mamá que podía dormir tranquilo, así sucedió, pero mi papá tuvo que pagar la factura por los daños causados. Llegué a la caja larga y ahí estaba la escopeta.
—¡Mamá la conseguí!
—¡Gracias a Dios hijo, mata a ese bicho!
Ahora vas a saber quién soy, la escopeta está cargada, mi papá siempre la dejaba así, decía que no se perdía tiempo si llegaba el momento de usarla, creo que está aquí mamá, la oigo, cerré la puerta para que no pueda salir, que no me paralice el miedo, seguro me está mirando, te conseguiré, así te escondas en todas las cajas, moví varias cajas, las tiré, sé que estás aquí.
—¡Mamá la estoy viendo! ¡La tengo en la mira!
No había visto una rata tan grande, parecía crecer era como un duelo, la apunté, ahora me falta el aire, ella también prepara su ataque, viene sobre mí, salta, mamá la tengo, caigo de espaldas y disparo, le di a la ventana, los vidrios saltaron en pedazos, está viva, viene sobre mí, ahora se prepara para saltar, no vas a poder conmigo, me levanto y camino hacia ella, hay solo una caja entre ella y yo, creo que huele mi miedo, siento que ese animal va creciendo, es enorme, salta, hay un grito atorado en mi garganta, la tengo encima mamá, la tengo encima.
En ese momento mamá abre la puerta y la rata sale por la ventana rota.
—¡Se fue hijo! ¡Se fue!
—Gracias mamá, necesito aire, sé que esa rata no volverá.




Las imágenes fueron creados con la inteligencia artificial:
y editadas con PhotoScape.

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